Desde la antigüedad, los
ciclos han tenido gran importancia en la naturaleza y en la salud y se sabe que
lterarlos puede provocar trastornos del sueño, metabólicos y cardiovasculares.
¿Cómo sabe tu cuerpo qué hora es?
Jesús García Blanca
La cronobiología estudia
un complejo sistema compuesto por tres elementos: multitud de ritmos
biológicos de diferente duración y características;relojes
biológicos integrados en los seres vivos; y sincronizadores
externos denominados zeitgeber (dadores de tiempo, en
alemán).
RITMOS BIOLÓGICOS: CUÁLES
SON
El ritmo circadiano es
el ciclo básico porque se aproxima a una duración de 24
horas. Sin embargo, todos los animales y plantas, y probablemente
todos los seres vivos, poseen ritmos biológicos de distintas duraciones, desde
fracciones de segundo hasta años.
Otro ritmo de gran
importancia para la salud es el seleniano, referido a la semana
como cuarta parte del ciclo lunar, que señala un día de descanso por
cada seis de trabajo, y que fue establecido en tiempos remotos como una forma
de adaptarse a los ritmos cósmicos en busca de equilibrio y bienestar.
CÓMO FUNCIONAN LOS RELOJES
BIOLÓGICOS
En la década de los setenta
del siglo XX se localizó por primera vez físicamente el reloj biológico
de los mamíferos, seres humanos incluidos: consiste en dos pequeños núcleos
formados por miles de neuronas y situados en la base del cerebropor
encima del quiasma óptico donde se cruzan las fibras de los nervios que llevan
la información visual.
Estos núcleos reciben información
de la luz recogida en las retinas, la procesan y la envían a una
compleja red integrada por los sistemas inmunitario, endocrino,
termorregulador, neurológico… favoreciendo así la sincronización entre el ritmo
externo y el interno.
Un papel clave en esa
sincronía lo juega la glándula pineal, sexto chackra o tercer ojo
en la tradición hindú, ojo celestial en la china y ojo de Horus en la egipcia,
todas ellas haciendo alusión a su conexión óptica.
Este reloj circadiano básico
se conecta con numerosos relojes sectoriales repartidos por
tejidos de todo el cuerpo: hígado, pulmones, timo, bazo o células sanguíneas.
Su importancia es tan grande que se desarrolla antes del nacimiento a partir de
su sincronización con el reloj biológico materno.
EL SENSOR PINEAL
La glándula pineal
recoge información de la luz, del campo magnético terrestre y de
otros campos originados por líneas de alta tensión o telefonía móvil, lo que le
confiere un papel determinante en la salud.
También sintetiza
probablemente dimetiltriptamina, un alucinógeno que podría ser responsable
de las imágenes oníricas.
La cronoterapia, la
musicoterapia y la sonopuntura se basan en parte en sus funciones.
SINCRONIZANDO PERSONA Y
COSMOS
Por último, los zeitgeber son estimuladores
exteriores que funcionan sincronizándose con los relojes internos de
los seres vivos: temperatura, interacciones sociales, manipulaciones
farmacológicas o, el más potente de todos, la luz.
Todos condicionan en mayor o
menor medida nuestros biorritmos y en determinadas condiciones pueden
alterarlos.
LA UTILIDAD DE LA
CRONOBIOLOGÍA
Los ciclos juegan un papel
determinante en la naturaleza y la humanidad ha tratado de conocerlos y
procurar adaptarse a ellos desde tiempo inmemorial, ya sea para sembrar o
recoger cosechas, poner en práctica técnicas terapéuticas o
regular los períodos de trabajo y descanso.
Los egipcios se adaptaron a
las crecidas del Nilo. Encontramos el ritmo marcado por la luz-oscuridad en la
medicina china. Hesíodo, Aristóteles, Galeno y médicos árabes del medievo
escribieron sobre el carácter rítmico de los procesos vitales,
todo ello conectado con saberes tradicionales que contemplaban la naturaleza
como un todo integrado y que se han perdido o alterado al reducirse las
ciencias a los aspectos meramente materiales.
Sin embargo, a partir de
experimentos realizados en el siglo XVIII por el astrónomo Jean Jacques Dortous
De Mairan y continuados posteriormente por Christoph Hufeland, William Ogle o,
ya metidos en el siglo XX, por Colin Pittendrigh y Jürgen Aschon, fueron
sentándose lentamente las bases de una nueva ciencia denominada cronobiología.
La cronobiología añade así
elementos nuevos al estudio de las enfermedades y de la forma de tratarlas y
prevenirlas.
Ha dado lugar a nuevas
disciplinas como el cronodiagnóstico que, entre otras cosas,
propone realizar mediciones regulares –de la tensión arterial, por ejemplo– en
lugar de puntuales para realizar diagnósticos más precisos.
O la cronofarmacología,
que coordina la periodicidad de los tratamientos con el reloj interno para
aumentar su eficacia o disminuir los efectos indeseados.
Se han documentado muchas
enfermedades debidas a los efectos directos de alteraciones de los
ritmos biológicos: desórdenes del sueño u otros de tipo neurológico o
psiquiátrico, agravamiento de enfermedades cardiovasculares y metabólicas…
En última instancia no hay
trastorno que no esté de algún modo relacionado o influenciado por estos
ciclos. Conocerlos y procurar sincronizarnos con ellos, y en general con los
ritmos de la naturaleza, tendrá indudables beneficios para nuestra
salud.
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