sábado, 12 de febrero de 2022

BENEFICIOS DE LA TERAPIA CON PERROS, DELFINES O CABALLOS

 

Gema Salgado

Periodista especializada en salud mental

Los animales pueden aportarnos no solo amor incondicional: también los estímulos físicos y emocionales necesarios para superar diferentes problemas de salud.

Amenudo, el ser humano comete el error de sentirse superior por su capacidad de razonar, por haber desarrollado un lenguaje complejo o simplemente por sus recursos para ejercer su dominio e imponer su voluntad.

Pero, si vamos más allá, si somos capaces de tener una visión de respeto, amor y empatía hacia todos los seres vivos, nos abrimos a la posibilidad de valorar sus cualidades y peculiaridades y de establecer con ellos un vínculo beneficioso para todos.

LOS BENEFICIOS DE CONTAR CON UN ANIMAL DE COMPAÑÍA

Los animales de compañía y otros con una gran sensibilidad, como los caballos o los delfines, nos aportan una experiencia diferente a la que pueden proporcionar las personas, a veces indefinible, pero siempre especial y transformadora.

Al buscar un animal de compañía conviene inclinarse por una especie con la que se tenga una sintonía especial. Adoptarlo, aparte de ser una buena acción en sí, genera un vínculo extraordinario.

Hay que tener en cuenta el tipo de raza, su tamaño y su edad.

  • Los cachorros precisan plena dedicación para enseñarles.
  • Los perros pequeños resultan más indicados para personas mayores y espacios reducidos, ya que no necesitan salir cada día a ejercitarse.
  • Hay razas como el labrador, el cocker, el dálmata o el pastor alemán que requieren espacios grandes, al ser vigorosos y activos.

Tener perro implica un gasto en comida y veterinario, pero las compensaciones son inmensas.

Para un niño, cuidar de una mascota implica hacerse cargo de su alimentación y de su higiene, pero sobre todo tener un amigo con quien mantener una complicidad que favorece su inteligencia emocional, ya que las relaciones afectivas que se establecen son profundas y significativas.

Para las personas mayores, la llegada a casa de un perro, por ejemplo, puede significar una nueva ilusión, ya que el animal es capaz de proporcionar compañía, afecto, alegría, servir de aliciente para que la persona cuide de él, sintiéndose útil y a la vez querida y ayudándola a mantenerse mentalmente activa.

TERAPIA ASISTIDA CON PERROS

Ahondando en estos beneficios, en los últimos años diferentes centros han incorporado la terapia asistida con animales como complemento a otras técnicas.

Isaías González Nieto, psicólogo del Sanatorio Villablanca, del Grup Pere Mata de Tarragona, entidad para personas con discapacidad intelectual o trastorno mental asociado, afirma que en la terapia asistida con perros han podido observar cambios significativos en los enfermos:

  • En la motricidad gruesa: ponerse de pie y caminar, subir escaleras, correr y saltar, mejorar el equilibrio…
  • En la motricidad fina (movimientos que exigen mayor destreza y desarrollo neurológico)
  • Beneficios psicológicos: mejora en la comunicación, disminución de la inquietud interna, tics o estereotipias, y desarrollo en la esfera emocional y relacional.

Francisco Aguilera, director médico de dicho centro, explica que "los animales nos estimulan a centrar la atención; además, nos despiertan la curiosidad y nos facilitan la aproximación. También se ha observado que favorecen el acercamiento y la vinculación emocional, lo cual permite trabajar aspectos psicomotores, psicopatológicos, emocionales, relacionales, sociales y lúdicos".

"En el caso de la terapia con perros y en pacientes en los que se busca una estimulación multisensorial, el guía del perro, asesorado por el fisioterapeuta o el psicólogo, interviene directamente sobre el animal y este sobre el paciente mediante ladridos, sujeción, contacto activo o pasivo… y realizando los movimientos que el guía le pida", afirma Alexia Falcó, veterinaria e impulsora de Carelia, entidad que facilita perros adiestrados a psiquiátricos, geriátricos o escuelas especiales para niños con alguna discapacidad.

EN COMPAÑÍA DE LOS DELFINES

Estos animales, que dejaron la tierra firme para volver al mar, tienen una sensibilidad especial para ayudar a las personas. Surcar el agua cogido de las aletas de un delfín o flotar rodeado de estos maravillosos animales suele marcar un antes y un después en la vida del niño.

Se trata de animales que suelen atraernos y su mera presencia, en la naturaleza o en un acuario, es calmante y estimulante a la vez. De esa manera predisponen a conectar con lo mejor de uno mismo.

Los delfinarios Aqualand, en el sur de Tenerife, y el del Parque de Animales Mundomar, en Benidorm, cuentan con un programa de delfinoterapia. La Asociación Orobal de padres de niños discapacitados media entre las personas que solicitan la terapia y el delfinario de Tenerife.

José Luis Barbero, director técnico de ese centro, explica que los profesionales del delfinario ponen en práctica los pasos y los objetivos dictados por el especialista. En niños autistas, se puede estimular el lenguaje verbal, favorecer la atención y la memoria, y trabajar la interacción social. Si el niño tiene algú n tipo de parálisis cerebral se puede estimular la relajación, trabajar conceptos espaciales y temporales o estimular los conceptos sensoriales y emocionales. Pero la lista de espera es de cinco años y ya no admiten más solicitudes.

Los resultados dependen de la aceptación del paciente del medio acuático y los delfines y del nivel de estimulación emocional. Cuanto más alto sea este y más esfuerzo realice la persona, mejores serán. Poder surcar el agua cogido de las aletas de un delfín o experimentar la sensación de flotar rodeado de estos maravillosos animales suele marcar un antes y un después en la vida del niño.

HIPOTERAPIA Y EQUITACIÓN TERAPÉUTICA: LA DICHA DE CABALGAR

Si el perro puede ser un amigo leal, casi uno más de la familia, el caballo ha sido otro compañero inseparable del hombre, colaborando en las tareas agrícolas y llevándolo sobre su lomo por todo tipo de terrenos.

Ahora, además, el caballo nos acerca a la naturaleza y nos puede ayudar a vaciar la mente de lo que nos impide ser felices, permitiendo que conectemos con sentimientos de libertad y plenitud.

La equitación terapéutica va dirigida a quienes pueden ejercer alguna acción sobre el caballo, sea cabalgando, colocando la silla o ayudando en la higiene del animal. La persona en este caso es un jinete que maneja su caballo por la pista y monta con o sin silla, más lento o más rápido según su evolución.

En 1988, en el Congreso de Equitación Terapéutica de Toronto (Canadá), se definió la hipoterapia como el conjunto de procedimientos dirigidos a personas que por su grave discapacidad física o cognitiva no pueden ejercer prácticamente ninguna acción sobre el caballo y necesitan la ayuda de un fisioterapeuta. Este les ofrece una pauta rehabilitadora, desde la posición "pie a tierra" o en la denominada back riding, acompañándole encima del caballo.

La temperatura corporal del caballo es de unos 38 ºC. Como su cuerpo genera más calor que el nuestro, ayuda a relajar y distender la musculatura espástica (rígida), algo común en enfermos con parálisis cerebral.

Por otra parte, el caballo transmite a través de su dorso de 90 a 110 impulsos rítmicos al cuerpo del jinete. Este movimiento estimula reacciones de equilibrio y produce una agradable sensación por su efecto de sinuoso vaivén, lo que favorece el bienestar psíquico y emocional de quien lo monta.


ESCUCHAR TU CUERPO Y AVERIGUAR QUÉ NECESITA

 

Dr. Pablo SazMédico naturista. Investigador en la Universidad de Zaragoza

Nuestro cuerpo está preparado para responder de la mejor manera posible ante cualquier desequilibrio. Pero para facilitar esta respuesta debemos estar atentos a sus señales y revisar nuestro estilo de vida.

Observarnos nos permite obtener información valiosa sobre nuestra salud y comprender que la mayoría de los síntomas que percibimos tiene la finalidad principal de ayudarnos a sobrevivir el mayor tiempo y de la mejor manera posibles. Todo ello es esencial a la hora de tomar decisiones para cuidarnos mejor.

El problema surge cuando no hacemos caso a nuestros síntomas o simplemente buscamos el alivio rápido, sin dar tiempo a ver cuál es la mejor manera de actuar.

Síntomas como la fiebre, el dolor, la tos, los estornudos, los vómitos, la diarrea, la inflamación o la ansiedad, entre otros, funcionan como mecanismos de defensa y de recuperación del organismo. En cambio, se ha generalizado la idea de que, como merman nuestra capacidad para seguir con nuestras rutinas y nuestros planes, nos conviene ignorarlos o eliminarlos lo antes posible.

MUCHOS SÍNTOMAS FORMAN PARTE DE LA CURACIÓN

El problema es que esta actitud nos impide ver que estos síntomas son la clave, la señal que utiliza nuestro cuerpo, no solo para comunicarnos que algo anda mal, sino a la vez para poner en marcha otros sistemas de autorregulación con la finalidad de mejorarnos. Ignorarlos o intentar suprimirlos a veces no solo agrava la situación, sino que nos desconecta de nuestro cuerpo. No aprendemos a escucharlo ni a confiar en él.

Atendiendo a nuestros síntomas, podremos comprender los mecanismos de curación que pone en marcha nuestro cuerpo y centrarnos en favorecerlos, o al menos en no entorpecerlos.

Muchas veces la recuperación de la salud va a depender de cómo tratemos estos síntomas. Si los ignoramos, no podremos abordar sus causas; si nos limitamos a suprimirlos, el organismo podría verse obligado a tomar otro camino para resolver el problema.

QUÉ HACER ANTE LOS PRINCIPALES SÍNTOMAS DE ENFERMEDAD

Para comprender bien un síntoma y poder abordarlo de forma constructiva, debemos fijarnos en el por qué, el cómo y el para qué se produce. Aquí nos centraremos en algunos de esos signos con los que el cuerpo intenta comunicarnos su forma ideal de adaptarse a la situación o de recuperar el equilibrio.

CANSANCIO O BAJA FORMA

Sentirse muy cansado o en baja forma puede ser señal de que el sistema nervioso está agotado por llevar demasiado tiempo sobreactivado, o bien hay algún desequilibrio subyacente como una anemia o un problema de tiroides.

Aparte de abordar estas posibles causas, es importante respetar el cansancio y descansar, pues el cuerpo está expresando una necesidad. A su vez, hay que ser conscientes de dónde están nuestros límites ahora, de dónde partimos, y plantear un entrenamiento adecuado a nuestras condiciones para recuperar la forma física.

En la condición física intervienen todos los sistemas fisiológicos del organismo.

i nos movemos poco, la degeneración de los aparatos cardiovascular y respiratorio comienza antes, pero se puede frenar considerablemente si se realiza ejercicio aeróbico de forma regular.

MALAS DIGESTIONES

Las digestiones pesadas y molestias como los gases o el ardor, deben llevar a preguntarse qué comemos, cómo lo comemos y cuándo. ¿Comemos con hambre o solo por capricho? ¿Olemos, saboreamos y masticamos e insalivamos bien la comida? ¿Son alimentos de calidad, frescos y naturales, o abusamos de los enlatados? Un problema digestivo no se va a solucionar con una pastilla si no se modifica la alimentación.

Vómitos y diarreas son otros de los síntomas digestivos más molestos. Respetar esa reacción del cuerpo, que intenta expulsar así algo que no le es útil o que lo pone en peligro, es tan importante como rehidratarse y repoblar la microbiota tomando probióticos.

De todos modos, hay que ser prudente y valorar si realmente es algo puntual que nos está ayudando, o si el cuerpo no está logrando su objetivo y el problema se está complicando: si la diarrea o los vómitos se prolongan más de tres días, si aparecen signos de deshidratación, sed, sequedad de piel, hipotensión, disminución de conciencia, de la diuresis... es importante acudir al médico.

FIEBRE

La fiebre da cansancio y quita el hambre: nos pide reposo y ayuno, que ayudan a recuperarse. Sin embargo, no solo ayuda a combatir la infección o resolver el problema de origen. Está también para decirnos que hay que estar atentos, nosotros y los demás. De hecho, la mayoría de veces necesitamos ayuda. Por eso, el mismo calor de la fiebre creará tensión en quienes nos rodean, incitándoles a quedarse, preguntarnos y ayudarnos

La fiebre persistirá mientras el cuerpo no tenga controlada la infección. Si la suprimimos con antitérmicos, nos tranquilizaremos, pero será una falsa tranquilidad. En cambio, se puede aliviar el malestar con compresas o baños a la vez que nos aseguramos de hidratarnos bien tomando agua, zumos, caldos... Los demás pueden crear un clima de confianza, que sepamos que están atentos a nuestro dolor.

En general, ante temperaturas de más de 39°C, sí nos pondremos en guardia para bajar la fiebre. También si se alarga días, si hay mucho malestar o decaimiento, o si aparecen convulsiones u otras reacciones graves, sabiendo que esta intervención, la mayoría de las veces, más que curativa será solo sintomática. Lo mejor, en cualquier caso, es usar medios higiénicos sencillos y sin contraindicaciones. Lo más habitual es el baño templado (30-35°C), que ayuda a bajar la temperatura, relaja y ejerce una benéfica acción de limpieza.

Hasta un simple catarro puede verse, como cualquier otro cuadro de síntomas, como una reacción de todo el organismo. En este caso, sería su forma de compensar deficiencias en las vías de eliminación o a veces, incluso, de pedir descanso mental. Nos pide reposo, oscuridad, hidratación y eliminar tóxicos.

DOLORES

El dolor muscular o articular matinal nos avisa de que necesitamos estirarnos y masajear la musculatura y las fascias. El dolor nos indicará hasta dónde podemos llegar sin hacernos más daño en ese momento.

En general, ante un dolor muscular o articular es importante no ocultarlo, sino aprovechar los límites que nos está señalando para respetarlos; percibir el dolor, palparlo, sentirlo y controlar nuestros movimientos.

El dolor de una contractura o un esguince también nos ayuda a tratar la lesión; señala los puntos gatillo y las fascias que debemos masajear o tratar.

También podemos ayudar con aplicaciones de frío (crioterapia), o de calor y masajes. Si no hacemos caso, el dolor aumentará la contractura, nos obligará a adoptar malas posturas y una lesión llevará a otra, complicándose cada vez más.

OLOR CORPORAL

El aviso viene cuando este cambia: en el aliento, las axilas, los pies, la zona genital... o de forma generalizada.

Un cambio de olor corporal nos avisa de que hay que revisar hábitos y reparar la microflora de la piel. Un exceso de higiene o lavados inadecuados, las prendas sintéticas, algunos fármacos (como los antibióticos), un calzado sin ventilación... pueden alterar la microflora de la piel, con lo que aparecen hongos u otras microfloras que modifican nuestro olor.

Con las emociones varía nuestro olor: con el miedo, la alegría... También con la atracción sexual, la dieta o el aumento de la glucosa sanguínea. Nuestras secreciones y grupos bacterianos nos van dando pistas de cómo estamos.

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GUSTO U OLFATO ALTERADOS

Gracias al olfato y al gusto podemos controlar en qué ambientes nos movemos y qué alimentos tomamos y así librarnos de intoxicaciones. Su alteración o pérdida temporal son más habituales de lo que creemos y pueden ser señal de que hemos saturado o confundido a nuestros sentidos y sistema digestivo con un exceso de olores y sabores artificiales.

Reposar nuestros sentidos es en estos casos lo más relevante, así como rechazar los alimentos demasiado salados, dulces o aromatizados de forma artificial. Conviene volver a lo natural y a la naturaleza, y estimular nuestro olfato y sabor con alimentos saludables y plantas.

Hay que confiar también en que las células sensoriales de las papilas gustativas se renuevan con rapidez, en solo 10 días, incluso tras quemarse la lengua tomando algo demasiado caliente.

PIEL SECA Y APAGADA

La piel seca, junto con la pérdida de cabello y de brillo en general, también apunta a la dieta, a una falta de vitaminas presentes en alimentos naturales, como la C, o a una falta de sol y vitamina D. Es importante ampliar la variedad en la mesa e incluir alimentos y plantas silvestres o de sabores agrios y amargos, como ortiga, regaliz, alcachofa o encurtidos.

SENSIBILIDAD AL CLIMA

Salir a la calle y sentir que el frío o el calor nos molestan es síntoma de una mala adaptación a los cambios de clima. Pasamos mucho tiempo en ambientes artificiales, en casa o la oficina, y nuestro cuerpo pierde esa capacidad que teníamos de niños de adaptarnos al tiempo exterior y disfrutar de él.

Percibir los colores, olores y sonidos de la naturaleza, estar en contacto con la tierra y respirar en espacios naturales contribuye a reforzar esos mecanismos de autorregulación. Es lo que se conoce como "biofilia", el contacto con la naturaleza como terapia para recuperar la salud. Al pasear por el bosque, por ejemplo, respiramos terpenos, unos compuestos que emiten las plantas y fortalecen nuestro sistema inmunitario. Alejarse de la naturaleza, sin embargo, nos enferma.

Malos hábitos, como la falta de ejercicio o el fumar, pueden afectar a la circulación periférica y aumentar la vulnerabilidad de nuestras extremidades, pies y manos, que se nos quedan fríos o se hinchan con el calor. Para favorecer la adaptación climática, es útil la terapia de Kneipp, con sus técnicas de hidroterapia. Podemos entrenarnos gradualmente con baños de contraste de frío y calor.

ANSIEDAD

En vez de taparla con ansiolíticos podemos ver qué está tratando de decirnos. De forma inconsciente, nuestro cuerpo ha captado una situación amenzante para nosotros y no sabe cómo salir de ella. Estar quietos, atentos a la propia ansiedad, puede ayudar a encontrar esa salida. La técnica mejor diseñada para ello es el mindfulness o entrenamiento de la atención plena.



LA OSTEOPATIA Y LOS PUNTOS GATILLO MIOFASCIALES: DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA OSTEOPÁTICA

 



Estudio realizado por:

Miguel Ângelo Ferreira Faria (PT, DO), Francisco Bautista Aguirre (PT, DO, PhD)

julio de 2015;


Introducción: Travell define el punto gatillo miofascial (PGM) como un punto hiperirritable en el músculo esquelético asociado a un nódulo palpable hipersensible dentro de una banda tensa. El punto es doloroso a la palpación y puede desencadenar un patrón característico de dolor referido, disfunción motora y fenómenos autonómicos.

Objetivo: Valorar la importancia que los PGM pueden tener en osteopatía como posibles generadores de dolor, describir sus características clínicas para su correcto diagnóstico, y realzar la importancia de su tratamiento dentro de un protocolo osteopático.

Material y métodos: Se ha realizado una revisión bibliográfica y posterior discusión sobre el tema.

Resultados: Los PGM, a pesar de presentar alta prevalencia, son comúnmente olvidados o pobremente tratados debido al hecho de que la formación inicial de los profesionales pocas veces incluye la instrucción adecuada para identificarlos y tratarlos. Existe buena concordancia inter-observador para valorar la presencia o ausencia del PGM, ya sea latente o activo. Esto hace más fiable su diagnóstico. La literatura muestra que las características clínicas del PGM se identifican con una fiabilidad mayor o menor dependiendo de la característica específica y del músculo específico examinando. La experiencia clínica es esencial para lograr buenos resultados.

Conclusiones: Siendo los PGM posibles generadores de dolor y de aferencias nociceptivas, el osteópata debe ser capaz de diagnosticar e inactivar correctamente un PGM cuanto antes, para evitar que se desarrolle un proceso de sensibilización central del sistema nervioso. El entrenamiento del terapeuta es esencial para la correcta identificación de un PGM. La banda tensa (BT) y la sensibilidad local son los signos clínicos más fiables para el diagnóstico de un PGM. La falta de un consenso general en cuanto a los criterios de diagnóstico más apropiados para el examen de los PGM es, cada vez más, el gran impedimento para su valoración.

INTRODUCCIÓN

Travell define el punto gatillo miofascial (PGM) como un punto hiperirritable en el músculo esquelético asociado a un nódulo palpable hipersensible dentro de una banda tensa. El punto es doloroso a la palpación y puede desencadenar un patrón característico de dolor referido, disfunción motora y fenómenos autonómicos. Los PGM son increíblemente comunes. En un estudio sobre su prevalencia se verificó que todos los sujetos con dolor unilateral, crónico, no traumático en el hombro presentaban múltiples PGM en los músculos de esta articulación.

Todavía, y a pesar de su prevalencia, los PGM son comúnmente olvidados o ineficazmente tratados, debido al hecho de que la formación inicial de los profesionales sanitarios, pocas veces incluye la instrucción adecuada en su identificación y respectivo tratamiento.

OBJETIVOS DE LA REVISIÓN

Valorar la importancia que los PGM pueden tener en osteopatía como posibles generadores de dolor, describir sus características clínicas para su correcto diagnóstico, y realzar la importancia de su tratamiento dentro de un protocolo osteopático.

MATERIAL Y MÉTODOS

Estrategia de búsqueda

Se realizó una búsqueda bibliográfica durante el período de julio de 2013 - enero de 2015. Los términos de búsqueda empleados en inglés fueron: trigger point (MeSH 2012), diagnosis (MeSH 1966), reliability (palabra en texto). Las bases de datos consultadas incluyeron: Medline, PubMed, Cochrane, así como el motor de búsqueda Google. También se realizó una búsqueda manual en los artículos a texto completo para identificar estudios adicionales relevantes. Se incluyeron aquellos textos que aportaban información considerada pertinente sobre el tema.

Criterios de selección del estudio

Los criterios de inclusión para la revisión bibliográfica fueron seleccionar artículos que contengan los descriptores «Trigger Points», «Diagnosis» (incluídos en el MeSH), cuyo idioma sea inglés, español o portugués. Se excluyeron los artículos que no se relacionaron con la temática ni objetivos de la presente revisión y que no fueron realizados en seres humanos.

RESULTADOS

Etiología

Hay varios mecanismos histopatológicos propuestos a tener en cuenta en el desarrollo de los PGM y sus patrones de dolor, pero la evidencia científica es insuficiente. Muchos investigadores coinciden en que el trauma agudo o microtraumatismos repetitivos pueden conducir al desarrollo del PGM. La falta de ejercicio, la mala postura prolongada, deficiencias vitamínicas, las alteraciones del sueño, y problemas en las articulaciones pueden predisponer en su conjunto al desarrollo de micro-trauma.

El estudio electromiográfico realizado por Hubbard reveló la existencia de actividad eléctrica espontanea en los PGM, mientras que el tejido muscular adyacente no sensible (sin PGM), del mismo músculo, era eléctricamente silencioso. El autor apreció que los PGM eran ocasionados por fibras intrafusales contraídas por activación simpática. Estos interesantes descubrimientos llevaron a Travell y Simons a implicar a las placas motoras disfuncionales como la causa subyacente de los PGM. Los términos «placas motoras terminales» y «unión neuromuscular» son intercambiables, aunque el primer término describa la estructura y el segundo refleje la función, la verdad es que ambos términos se refieren al punto donde las neuronas motoras contactan con sus fibras musculares de destino. La sobrecarga muscular aguda o crónica inicia la liberación excesiva de acetilcolina que produce una crisis energética local que parece explicar las características clínicas de los PGM.

Diagnóstico

Distinción entre PGM activos y PGM latentes

Los PGM se dividen en PGM activos (PGMA) y PGM latentes (PGML), siendo los PGMA los que producen sintomatología clínica, (por lo general el dolor), que el paciente reconoce como «su» dolor cuando el PGM se comprime digitalmente. Esta presión deberá ser mantenida durante 10-15 segundos hasta verificar si se produce dolor referido. Aunque los PGML puedan producir signos característicos, entre los que se incluyen aumento de la tensión y acortamiento muscular, no producen dolor espontáneo, como es el caso de los PGMA. Tanto los PGMA como los PGML pueden causar disfunción motora significativa.

Los pacientes con PGMA generalmente se quejan de dolor regional agudo y mal localizado en los tejidos subcutáneos, incluyendo los músculos y las articulaciones. Rara vez el dolor es de tipo cutáneo y claramente localizado. La aplicación digital de presión sobre un PGM puede desencadenar un patrón de dolor referido característico de ese músculo. Sin embargo, si el paciente «reconoce» la sensación provocada como una experiencia familiar, esto identifica el PGM como activo, siendo uno de los más importantes criterios de diagnóstico disponibles cuando los hallazgos palpables también están presentes. El dolor miofascial es a menudo referido a distancia desde el PGM en un patrón que es característico para cada músculo. A veces, el paciente siente entumecimiento o parestesia en lugar de dolor.

Shah et al encontró concentraciones significativamente mayores de protones H+ (indicativo de un PH más ácido), bradiquinina, neuropéptidos (péptido relacionado con el gen de la calcitonina y sustancia P), citocinas (factor de necrosis tumoral-α, interleuquina-1β) y neurotransmisores (serotonina o 5-HT, y norepinefrina) en PGMA, en comparación con PGML, lo que parece justificar la elevada hiperalgesia observada en los PGMA. En otro estudio, el mismo autor verificó que sujetos con PGMA en el músculo trapecio superior presentaban niveles más elevados de estas sustancias bioquímicas en músculos a distancia y no afectados, lo que sugiere que estas condiciones no son limitadas a las áreas circunscritas de los PGMA.

A medida que disminuye la tensión muscular, los PGM pueden disminuir en número y en actividad. Inversamente, a medida que el nivel de actividad o de estrés es mayor, las bandas tensas aumentan en número e «irritabilidad» y pueden convertirse en sensibles a la palpación, o espontáneamente dolorosas con la actividad. Un PGM activo se convierte en espontáneamente doloroso, incluso en reposo. Por lo tanto, el límite entre PGML y PGMA es, en realidad, un límite muy fluido y dinámico, pudiendo un PGM aumentar o disminuir la cantidad de dolor que produce dependiendo de las demandas impuestas al músculo y de su capacidad para satisfacer esas mismas demandas. La identificación de todos los PGMA es obligatoria, ya que, si solo uno de ellos es pasado por alto, la persistencia de una cierta cantidad de dolor es inevitable. Por lo tanto, es necesario localizar los PGM no solo en los principales músculos afectados, sino también en sus sinergistas y antagonistas (PGM secundarios). Una orientación en cuanto a dónde buscar estos PGM puede obtenerse observando cuidadosamente la distribución del dolor y mediante la observación de qué movimientos están restringidos como consecuencia de ello.

Características clínicas de los PGM

Los aspectos sensoriales de los PGM pueden incluir sensibilidad local, dolor referido a distancia, así como sensibilización periférica y central. La sensibilización periférica puede ser descrita como una reducción en el umbral de dolor y un aumento de la reactividad de los extremos periféricos de los nociceptores, mientras que la sensibilización central es un aumento en la excitabilidad de las neuronas dentro del sistema nervioso central. Los signos de la sensibilización periférica y central son alodinia (dolor debido a un estímulo que normalmente no provoca dolor) e hiperalgesia (una respuesta aumentada a un estímulo que normalmente es doloroso). Tanto los PGMA como PGML son dolorosos a la compresión. La evaluación de la sensibilidad local en un PGM y de su dolor referido presenta una elevada concordancia inter-observador, siendo por eso signos clínicos fiables en el proceso de diagnóstico de un PGM. Un examinador experimentado puede identificar con fiabilidad el dolor local del PGM utilizando un protocolo de palpación con una precisión aproximada del área de la punta de sus dedos. La palpación del músculo, además de ser la forma más simple de identificar el PGM clínicamente, es también la más común. Esta puede ser en pinza, plana, o ambas, dependiendo del musculo a examinar. Los músculos esternocleidomastoideos y el dorsal ancho, se examinan mejor con una palpación pinzada, rodando el musculo entre los dedos. Por otro lado, el infraespinoso y el extensor común de los dedos solamente son accesibles con una palpación plana. El musculo trapecio puede ser fácilmente examinado con ambas técnicas. La cantidad de presión ejercida en la palpación por el examinador deberá variar para cada sujeto y para cada músculo, debiendo ser muy firme (aproximadamente 4 kg), o las reacciones características de los PGMA o PGML, como el «jump sign» (respuesta de retirada del paciente) y el dolor (algún tipo de queja), no se desencadenarán. Una de las razones más comunes del mal diagnóstico de un PGM es una palpación demasiado suave. Ningún estudio hasta la fecha ha conseguido reportar la fiabilidad del diagnóstico de los PGM en pacientes sintomáticos de acuerdo con los criterios propuestos actualmente. Particularmente perjudicial para la teoría de PGM, es la falta de datos sobre la fiabilidad de la localización de la ubicación exacta de los PGMA.

Al frotar suavemente las fibras de un músculo superficial, el examinador puede sentir un nódulo en el PGM y un endurecimiento similar a una cuerda que se extiende desde este nódulo hasta la inserción de las fibras musculares tensas en cada extremo del músculo8 , sin duda semejante al concepto de cordones miálgicos de la osteopatía correspondientes al trastorno del miotoma. La tensión en la banda muscular es el resultado del acortamiento regional de los sarcómeros de las fibras musculares dentro de la banda tensa (BT). La identificación de la BT presenta una buena concordancia inter-observador, siendo muy elevada para músculos como el trapecio, esternocleidomastoideo y extensor común de los dedos. En los estudios de Chen se verificó que las BT son detectables y cuantificables con imágenes de elastografía por resonancia magnética. Los hallazgos encontrados sugieren que la rigidez de las BT en pacientes con dolor miofascial puede ser 50 % mayor que la del tejido muscular circundante. Cuando un PGM es estimulado mecánicamente, sea por la penetración de una aguja o sea por una palpación rápida (snapping palpation) adecuada, la BT se contrae originando una respuesta de espasmo local (REL). La estimulación mecánica del PGM a través de la palpación o de la punción seca desencadena además el fenómeno de dolor referido, el cual es sentido a distancia desde el punto de estimulación. La zona donde el dolor es percibido puede ser localmente, en el propio musculo, o adyacente a este, e incluso a distancia (dolor referido). La palpación del PGM reproduce o aumenta el dolor espontaneo de un PGMA. El rango de movimiento se encuentra disminuido debido a la BT y al dolor. Hay debilidad muscular sin atrofia, y pueden ocurrir fenómenos autonómicos con la estimulación del PGM en ciertos músculos como el esternocleidomastoideo. La identificación de la REL puede ser visual o táctil, siendo apenas palpable por los dedos del terapeuta. Ambas formas de valoración son válidas, aunque, de las características clínicas de los PGM, la REL es la menos fiable para la mayoría de los músculos. En músculos como el esternocleidomastoideo e infra-espinoso la fiabilidad de la REL es escasa. La REL está acompañada de una alteración química local. Esto se puede apreciar penetrado una aguja en el PGM y, posteriormente a la REL, se producirá una disminución en las concentraciones de sustancia P y de péptido relacionado con el gen de la calcitonina. Estos hallazgos están en concordancia con la disminución observada clínicamente en el dolor y sensibilidad local después de la liberación del PGM a través de la punción. Los cambios en los niveles analíticos después de una REL se relacionarían con un aumento del flujo sanguíneo en la región del PGM, que reducirá el dolor y los mediadores de la inflamación. Los músculos con PGM presentan, por el dolor, un rango de movimiento pasivo (estiramiento) limitado, y tienen también su fuerza y/o resistencia disminuida. Aunque la debilidad sea habitualmente una característica común del musculo con un PGMA, su magnitud es variable de un musculo a otro y de un sujeto a otro1 . La limitación del rango de movimiento del músculo en estiramiento y el aumento palpable de la tensión muscular (disminución de la distensibilidad), se encuentran más acentuados en los PGM más activos7,18. El intento de estirar pasivamente el músculo más allá de este límite desencadenará un dolor severo debido a que las fibras musculares involucradas ya se encuentran con una tensión elevada, incluso en reposo.

Tratamiento

Desde hace más de un siglo se reconoce que un tratamiento efectivo para los músculos dolorosos y tensos debería incluir stretching de las fibras musculares afectadas, tanto localmente (masaje), o estirando el músculo globalmente. Frecuentemente, los PGM son la causa de los síntomas que presentan los sujetos, siendo ellos el foco principal de estas técnicas. Para tener éxito en el control del dolor del PGM, es esencial primero identificar todos los PGM desde los cuales se propaga el dolor y desactivarlos con uno u otro de los diversos métodos terapéuticos actualmente empleados. Después de esto, deben ser adoptadas las medidas necesarias para evitar la reactivación de los PGM. Además, el tratamiento debe iniciarse tan pronto como sea posible, antes de que aparezcan modificaciones que perpetúen el dolor, en particular la neuroplasticidad de la médula espinal (sensibilización central). Cualquier tratamiento que disminuya el acortamiento del sarcómero en la región del PGM disminuirá el consumo de energía, que a su vez reducirá la liberación de sustancias sensibilizantes. El grado en que estas sustancias liberadas lleguen a sensibilizar los nociceptores depende fuertemente de la proximidad de los mismos a una placa motora terminal afectada, que a su vez depende de las variaciones de la estructura anatómica local. Generalmente, la placa terminal y los nociceptores se encuentran cercanos, pero no siempre es así. Esta es la razón por la cual los PGM son, ante todo, disfunciones motoras y apenas, secundariamente, se convierten en un fenómeno doloroso. El dolor resulta de la disfunción motora de la placa terminal. Esto ayuda a explicar la razón por la cual existe correlación entre la expresión motora de un PGM (la banda tensa), y su grado de dolor, y porque los PGML son mucho más comunes que los PGMA. Hace más de veinte años Travell y Simons describieron la técnica de «compresión isquémica» para el tratamiento de los PGM, a través de la aplicación de una presión fuerte con el pulgar sobre los PGM. En la edición de 1999, Travell y Simons recomiendan la aplicación de una presión digital suave sobre los PGM, ya que una presión fuerte puede generar una isquemia adicional no beneficiosa. Esta nueva técnica, de tipo miofascial, denominada «técnica de liberación por presión del punto gatillo» pretende restaurar la longitud normal de los sarcómeros contraídos dentro del nódulo de contracción. Otras técnicas asociadas a la osteopatía como las de músculo-energía, counterstrain y liberación fascial están también indicadas.

Otras modalidades de tratamiento para la inactivación de PGM encontradas en la literatura son: compresión isquémica y liberación por presión del PGM, masaje de fricción transversal20, inyección con lidocaína a 1 %21, y la punción seca superficial o profunda. Después de la inactivación de los PGM, los estiramientos musculares están indicados, siempre acompañados por un aumento gradual de las actividades diarias.

Es esencial que el osteópata implemente medidas para corregir los factores de reactivación de los PGM, como pueden ser trastornos posturales y dismetrías de los miembros inferiores. También es necesario destacar la importancia de la enseñanza de ejercicios de estiramientos musculares post-desactivación. El paciente debe ser instruido en el reconocimiento de las actividades que agravan el dolor, para así poder evitarlas.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

El objetivo principal de esta revisión de la bibliografía fue destacar la importancia que los PGM pueden tener en osteopatía como posibles generadores de dolor, describir sus características clínicas para su correcto diagnóstico, y realzar la importancia de su tratamiento dentro de un protocolo osteopático. Una vez que la palpación sigue siendo la forma más simple para el diagnóstico del PGM, se recomienda un elevado entrenamiento por parte del osteópata. La palpación permite la evaluación de la sensibilidad local y del dolor referido de un PGM, así como identificar la BT, signos clínicos con una elevada concordancia inter-observador, siendo por eso fiables en el proceso de diagnóstico. La BT y la sensibilidad local, por tanto, son los signos clínicos más fiables de un PGM y constituyen los criterios mínimos para su diagnóstico. Un PGML deberá incluir un punto sensible y una BT, diferenciándose del PGMA por la aparición de síntoma álgico en el paciente. La presencia de una REL o de dolor referido aumentan la fiabilidad de la identificación del PGM, siendo útiles como signos confirmatorios de un PGM.

 La palpación es aún la principal herramienta para identificar un PGM, por lo que el entrenamiento del osteópata presenta una gran importancia a la hora de realizar su correcto diagnóstico. Siendo los PGM posibles generadores de dolor y de aferencias nociceptivas, el osteópata debe ser capaz de diagnosticar e inactivar correctamente un PGM cuanto antes, de forma que pueda evitar que se desarrolle un proceso de sensibilización central del sistema nervioso. La falta de un consenso general en cuanto a los criterios diagnósticos más apropiados para el examen de los PGM ha sido el impedimento más grande para el conocimiento del protocolo de valoración más extendido de los PGM y para hacer comparables entre ellos los estudios acerca de la eficacia de su tratamiento.

RECUERDEN;

Dentro de la osteopatía no entendemos de enfermedades ni lesiones como tal y por tanto no las tratamos, de lo que hablamos es de alteraciones estructurales o problemas de restricciones de movilidad o funcionales en el cuerpo que son las bases de la Osteopatía y este no es un caso distinto a otros tantos en los que ayudamos a la gente con sus problemas.

Un estudio biomecánico profundo por parte del Osteópata, podrá determinar el origen de dicho dolor, y aplicando las correcciones osteopáticas oportunas, eliminar o mitigar los dolores en el peor de los casos, siempre que la estructura sea el origen de la causa.


LA MEDICINA NATURISTA Y SU HISTORIA

 

La medicina naturista afirma que el cuerpo puede ser el mejor médico si se saben interpretar y potenciar sus reacciones curativas frente a la enfermedad.

La palabra naturista deriva del movimiento médico que defendió ese criterio en España. De alguna manera es un honor continuar la labor de quienes nos enseñaron.

Paradójicamente, hoy se la llama medicina no convencional, a pesar de estar basada en uno de los criterios más básicos y ortodoxos de la medicina.

LOS PRINCIPIOS DE LA MEDICINA NATURISTA

La medicina naturista considera que el cuerpo mantiene la salud mediante sus propios sistemas.

Los síntomas de la enfermedad (fiebre, inflamación, erupciones...) a menudo son la vía que emplea el organismo para lograr la curación, de ahí que el médico naturista pueda tender a favorecerlos más que a suprimirlos.

Ciencias actuales como la inmunología, la microbiología y la teoría general de sistemas apoyan esta interpretación médica.

Alejandro Arteche recibió en 1998 el Premio de la Fundación Uriach por su tesis "La Medicina Naturista Española".

En ella plantea los criterios básicos de los médicos naturistas que vuelven a tener plena vigencia, como:

  • El concepto de terapia global y de salud global predomina ante el concepto de una salud o curación por especialidades u órganos sueltos.
  • La confianza en la capacidad autocurativa de la naturaleza humana.
  • Primum non nocere: el aspecto más importante del tratamiento es "no hacer más daño" al enfermo.
  • Las enfermedades agudas son parte del proceso natural de la curación. Ese proceso debe ser respetado y encauzado.
  • La dieta vegetariana y el ayuno actúan en la prevención y curación de enfermedades. La dieta vegetariana hoy goza de reconocimiento médico para tratar las enfermedades metabólicas y cardiovasculares, así como para prevenir el cáncer.
  • Medicamentos y vacunas en su mayoría se consideran perjudiciales para el organismo. Este criterio les ha acarreado la incomprensión dentro de la profesión a muchos médicos naturistas.
  • Un diagnostico global, y no solo específico de la enfermedad, es una de las bases de la terapia. Los agentes naturales son tanto el factor primordial para prevenir como para ayudar a la curación.
  • La educación, el estilo de vida y la calidad del entorno tienen más influencia sobre la salud que el sistema de asistencia sanitaria, aunque reciban inversiones públicas proporcionalmente mucho menores.

¿CUÁLES SON LAS TERAPIAS NATURISTAS MÁS COMUNES?

Las terapias más utilizadas son pues las que ayudan al organismo a reequilibrarse por sí mismo y están basadas en remedios naturales, como por ejemplo:

 

·      Nutrición y dietética: dieta esencialmente vegetariana, ayuno parcial o total.

·      Plantas medicinales: las plantas siguen siendo el mayor arsenal terapéutico a nivel mundial, tal como reconoce la OMS.

·      Terapias físicas a través del movimiento.

·      Técnicas de relajación: ejercicios respiratorios, entrenamiento autógeno, autosugestión, visualización, meditación, biofeedback, hipnosis...

·      Masaje: manipulación músculo-esquelética, quiropráctica, osteopatía, manipulación ortopédica, terapia miofuncional, reflejoterapia, drenaje linfático...

·      Hidroterapia, balneoterapia: peloides, helioterapia, psammoterapia, crioterapia, climatoterapia.

·      Orden vital: psicoterapia, higiene de vida, cronobiología, ciclos de actividad, higiene, salud holística, salud mental...

·      Otras terapias: parto "natural", terapias artísticas, etc.

BREVE HISTORIA DE LA MEDICINA NATURISTA

Los grandes nombres de la medicina naturista a lo largo de la historia, por sus aportaciones y descubrimientos, son los siguientes:

 

*Hipócrates (s. V-IV ac) aporta conceptos que recoge el médico naturista: da importancia al régimen dietético, atiende al principio primum non nocere ("primero no dañar"), considera útil dejar que la naturaleza actúe, considera que la enfermedad es una crisis a través de la cual los humores se reequilibran...

*Los árabes, y sobre todo Avicena (980- 1037), recogen las ideas hipocráticas, coincidiendo en que el verdadero sanador es la fuerza interna del ser humano.

*Sydenham (1624-1689) está considerado el Hipócrates inglés por su clasificación nosológica de las enfermedades. Pero en el fondo su base es hipocrática: conocer la enfermedad permite conocer los mecanismos del cuerpo para restaurar la salud.

  • George Cheyne (1674-1743) es un médico escocés con asma y obesidad, que se cura con dieta vegetariana y un cambio de hábitos, que adapta a sus enfermos.
  • Sigmund Hahn (1664-1742). Su obra sobre el efecto del agua fría inspirará a los "médicos del agua", de los que destaca: Vinzenz Priessnitz (1799-1851), un labrador autodidacta, elabora de forma metódica la ciencia de la hidroterapia. Lorenz Gleich (1798-1865) propone cambiar el nombre de "terapia del agua" (Wasserheilkunde) por "medicina naturista" (Naturheilkunde).

*Hufeland. Al finales del siglo XVIII y principios del XIX este autor escribe unlibro que será la base de los médicos naturistas e higienistas: Macrobiótica.

*Schweniger. El que este joven médico naturista se atreviese a curar al canciller Von Bismarck de su diabetes con dieta y ejercicio dio un gran impulso a la medicina naturista en Alemania, sobre todo al introducirla en su sistema sanitario, la primera seguridad social de Europa.

*Paul Carton (1875-1947) da el nombre a la medicina naturista. Su vida se recoge en el libro Cuerpos y Almas de Maxence van der Meersch y en El Método Natural en Medicina. Es el máximo representante de la medicina naturista francesa.

EVOLUCIÓN DE LAS TERAPIAS NATURISTAS EN ESPAÑA

La medicina naturista siempre ha formado parte de la medicina europea. Pero como recuerda Eduard Pardo:

"El naturismo médico tarda en consolidar tanto una estructura profesional como teórica y viene marcado por su extraordinario desarrollo en Alemania en el siglo XIX. Pero el hecho de que muchos de estos médicos naturistas combinen la dieta vegetariana con sus otras técnicas empíricas retarda su reconocimiento entre la clase médica."

"Hoy día los avances de la dietética hacen que este modelo sea más admitido. Lo paradójico es que conforme las ideas naturistas calan en la clase médica, esta forma nuevas especialidades: hidrología, rehabilitación, fototerapia, dietética, balneoterapia... que absorbe del movimiento naturista. A pesar de ello se conserva un movimiento naturista español formado por una serie de médicos que siguen manteniendo una idea y un método considerado como medicina naturista".

De hecho, a finales del siglo XIX abundan los médicos que de una forma u otra practican la medicina naturista:

El movimiento neohipocrático incorpora técnicas como la hidroterapia como un tratamiento más. La influencia europea y el surgimiento de nuevas sociedades médicas, especialmente las de Madrid y Sevilla, irán desplazando las ideas naturistas de sus últimos reductos, que son las facultades de Medicina.

En el siglo XIX algunas facultades estaban ocupadas por naturistas, como el Dr. José de Letamendi, catedrático de Patología General, cuya obra Clínica General es de carácter neohipocrático. Le sucederá su discípulo, el Dr. Rafael Forns, profesor de Higiene de la misma facultad. De esa escuela procede el Dr. Eduardo Alfonso.

Poco después tuvo lugar el movimiento centroeuropeo de médicos que aplican parcialmente hidroterapia, balneoterapia y remedios naturales. Un ejemplo es Enrique Jaramillo.

El movimiento regeneracionista, a partir de las obras de L. Kuhne, sucedió al anterior. Se funda la revista Helios, eje de un movimiento basado en el vegetarianismo y el ejercicio al aire libre. Destaca el Dr. Ruiz Ibarra.

El movimiento naturista se organiza a través de las asociaciones vegetarianas y el modelo asistencial médico y otros elementos paramédicos. En 1926 se publica una ley que recoge y regula el ejercicio de la medicina naturista.

Buena parte de estos sectores simpatizan con el anarquismo. Esto hará que tras la Guerra Civil ese movimiento quede prácticamente desmontado y muchos de sus miembros fusilados, encarcelados o emigrados. Pasada la guerra, algunos médicos intentan mantener el ideario de la medicina naturista, como el Dr. Silverio Palafox editando sus Cuadernos de Bionomía.

El 23º Congreso Naturista Internacional tiene lugar en 1963 en Barcelona y el IV Congreso de Medicina Neohipocrática en 1965 en Madrid. La Asociación Española de Médicos Naturistas se crea en 1980 gracias a un nuevo impulso del Dr. Palafox.

La Universidad de Zaragoza imparte desde 1992 un curso de posgrado de Medicina Naturista enfocado a problemas de salud en Atención Primaria.

Existen cursos de posgrado para la formación de personal sanitario en las universidades de Valencia y Barcelona, este último en colaboración con los colegios de médicos y enfermería.

Un hecho relevante es la creación de la revista Integral (1978) y, posteriormente, Natura Medicatrix, a cuyo alrededor pulula "la bohemia de la medicina naturista", tal como la definió Eduardo Alfonso. Cuerpomente nace en 1990 en la misma editorial que Integral.