Cada vez más padres
y madres acuden a nuestra consulta con la idea de realizar le a su hijo un
chequeo osteopático general a modo
preventivo, para descartar alteraciones en su espalda que de mayor puedan
afectar les y ocasionar les dolor.
La gran mayoría se sorprende al descubrir que sus hijos tienen
una cadera más alta que la otra (dismetría pélvica), el torso torsionado hacia
uno de los lados (torsión lumbar o dorsal), un hombro más elevado que el otro
(dismetría cintura escapular), e incluso la cabeza inclinada y/o rotada hacia
un lado. Solo un 10% de la población no tiene o no desarrollará alteraciones de
espalda.
Si tenemos en
cuenta que nuestra juventud además de crecer a un ritmo vertiginoso, los
deportes que practican muchos de ellos, donde existe el contacto físico,
caidas, sobre esfuerzos, etc. Pueden provocar alteraciones en su estructura
osea, cadenas musculares, como las que hemos mencionado más arriba, e incluso
afectar a sus capacidades para desarrollar dicho deporte al 100% de sus
posibilidades personales.
Por citar un caso; niña
de 13 años nos consulta por dolor de espalda y porque su entrenadora de
patinaje, nota que no efectua los ejercicios de la misma forma y facilidad a un
lado con respecto al otro, y que tiene dificultades de equilibrio al realizar
saltos con giro sobre su propio eje. Tras la exploración osteopática y
biomecánica, apreciamos una cadera en anteversión derecha (la cadera derecha
más adelantada que la izquierda) que provocaba una torsión de la columna lumbar
hacia el mismo lado y una contra-torsión de la zona dorsal para compensarla y
todo el cortejo de disfunciones osteopáticas que acompañaban a dicha lesión.
Después de efectuar las normalizaciones de corrección
osteopáticas, ya no padece dolor de espalda y su entrenadora confirma que ya realiza los
ejercicios correctamente y con mayor equilibrio las figuras que antes tenía
dificultad para hacer las.
Francesc Pérez
Titulado Superior en Osteopatía
por la universidad del Escorial y
Paris
Posturólogo
