miércoles, 20 de junio de 2018

TERAPIAS NATURALES LA MEJOR PREVENCIÓN PARA LA SALUD


En apenas diez años, en el año 2030, España será el cuarto país del mundo  más viejo; nuestra edad media será de 50 años. Somos una sociedad que envejece y con un altísimo porcentaje de enfermedades crónicas que representan el mayor gasto público social en España; mayor que el de las pensiones. En esta situación, que tiende a exacerbarse en los próximos años, debemos cuestionar el actual sistema sanitario para pasar del actual, basado en terapias de diagnostico-tratamiento, a uno mixto donde las terapias preventivas, entre las que se incluyen las terapias naturales, convivan armónicamente con aquellas. No hay otro camino y, en él, las terapias naturales son las auténticas preventivas y las que tienen que dar respuesta a un problema social que no es que esté por venir o a las puertas; es que está ya dentro. Por eso, es imprescindible que el Estado Español adecue su sistema educativo al de la mayoría de los países de la OCDE y oficialice titulaciones superiores en Naturopatía, Medicina Tradicional China, Osteopatía, terapias naturales, … para dar cabida a todos los jóvenes que quieren estudiar Medicina o ciencias de la Salud desde una lógica diferente a la preponderante o que no pueden acceder, por nota, a estudiar medicina tradicional. Esta sociedad necesita a ambos, a los unos y a los otros. Por eso es urgente regular para dar respuesta a la necesaria prevención y para evitar el intrusismo y el oportunismo de muchos dando  una formación en centros universitarios con el adecuado rigor académico y con una serie de acreditaciones que permita el desarrollo profesional de miles de personas que quieren trabajar en este campo. Ahora que nuestros jóvenes se enfrentan a la selectividad, el tema vuelve a ser de actualidad. ¿Por qué cerrar o dificultar el acceso a personas que quieren ayudar a los demás cuando los necesitamos a todos?

La población envejece. Es un hecho incontestable, ahora de actualidad, aunque ya desde hace años muchos lo han venido avisando. La abundancia, propia de las vacas gordas, no nos dejaban ver la realidad; una realidad que, por otra parte, ni nos querían contar, ni tampoco queríamos ver. Pero las realidades, aunque se quieran demorar, siempre llegan. Hoy, la edad media de la población española es ya de 44 años. Hoy, hay 118 personas de más de 64 años por cada 100 jóvenes de menos de 16 años; en el año 2000 la cifra era de 103 por cada 100 respectivamente.

Las previsiones confirman esta tendencia. Según la ONU en el año 2030, en apenas una década, España será el cuarto país del mundo en edad media (50 años). En ese año, según nuestro INE, el 26% de la población tendrá más de 64 años y la tasa de dependencia (entendida como el cociente, en tanto por ciento, entre la población menor de 16 años o mayor de 64 y la población de 16 a 64 años) se elevaría más de siete puntos, desde el 52,1% actual hasta el 59,2% en 2029. Para los no entendidos en la materia esto significa que, en el año 2030, de 100 habitantes en España, 59 no trabajarían y 41 sí. Las previsiones para las décadas siguientes son 75% y 95% para los años 2040 y 2050 respectivamente. Lo anterior lleva, indefectiblemente, a tener que admitir que la situación puede ser insostenible para una población activa que tuviera que soportar una población no activa mucho mayor en número. Y en coste. Y no solamente en pensiones.
En España, en el periodo 2012 – 2014, los gastos de atención primaria aumentaron en un 44% y los de especialidades en un 11,42%. (Fuente: Gasto Sanitario. Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2016).

Dos datos adicionales se deben tener en cuenta: (i) un 70% de los mayores de 65 años tiene al menos una enfermedad crónica con una media de cuatro enfermedades crónicas por persona (Fuente: eleconcomista.es en relación al X Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico. 1 de marzo 2018); y (ii) las enfermedades crónicas representan un 80% de las consultas de Atención Primaria, el 60% de los ingresos hospitalarios y el 85% de los pacientes ingresados en Medicina Interna, lo que supone que los enfermos y las enfermedades crónicas representan la gran parte del gasto sanitario español.
Si unimos estos datos a los del envejecimiento de la población fácilmente entenderemos que la situación es difícilmente sostenible en los años venideros. El propio Carlos Mur (Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y Director Gerente del Hospital Universitario de Fuenlabrada)  afirmó, durante el congreso mencionado anteriormente,  que,…es preciso promover hábitos saludables (nutrición, erradicar el sedentarismo) y prevenir la aparición de la enfermedad antes de sus primeros estadios…con el envejecimiento progresivo de la población y la alta incidencia de estas enfermedades, un modelo de sistema sanitario sostenible no podrá basarse exclusivamente en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades…estas elevadas cifras en el gasto sanitario plantean problemáticas de distribución de los recursos y agudiza y pone de manifiesto la preocupación en referencia a la sostenibilidad del sistema sanitario…(Fuente: Europa Press, 24 de abril de 2018). Palabras sobrecogedoras que pocos quieren escuchar. No obstante, y quizá por ello, el propio Ministerio de Sanidad aprobó, en el año 2012, la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el Sistema Nacional de Salud a través de 6 líneas de actuación estratégica de las que queremos destacar las dos primeras: (i) la promoción de la Salud y (ii) la prevención de las condiciones de salud y limitaciones en la actividad de carácter crónico. En este informe se dice textualmente (sic): …una gran parte de las condiciones de salud crónicas y de sus factores de riesgo pueden ser prevenidas… (Página 40). No obstante los hechos hablan por sí mismos: en el año 2014 la partida destinada a “servicios de prevención y de salud púbica” supuso 389 millones de euros menos que en 2010 (Fuente: Gasto Sanitario. Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2016). ¿Congruente?
Quizá por ello, en España, la campaña de desprestigio hacía las medicinas no convencionales occidentales, o en algunos casos también llamadas terapias naturales, ya denunciada desde este newsletter, esté siendo más activa. Sabedores del desarrollo de negocio potencial, muchos toman posiciones para poder abordar esa población que envejece y que tiene enfermedades crónicas. Y es que el sistema actual de medicina-diagnostico- tratamiento, mencionada por Carlos Mur, se basa en la existencia de enfermos (no decimos que eso es lo que quieran, no lo malentendamos). Pero ese mismo sistema quizá ignore, o no, una cosa tan importante como que, en temas de salud, sólo hay una cosa más importante a ser curado: no caer enfermo. Puede parecer una afirmación muy básica y sencilla,…pero, esa es su fortaleza. Si miramos hacia el futuro, solo la medicina preventiva puede dar no sólo una respuesta personal a esa sociedad que va a ser mayor, “si voy a vivir más, quiero vivir mejor, no estar de médicos todo el día”, sino ser una alternativa imprescindible a la situación socio-económica que se nos avecina. Déjenos que le demos dos últimos datos y una reflexión para su consideración: (i) el gasto de pensiones en jubilaciones en España en 2017 fue de 86.808 millones de euros (Fuente: Ministerio de Hacienda. PGE 2017); (ii) el gasto total del sistema sanitario en 2014 fue de 95.825 millones de euros, de ellos 66.826 financiados públicamente y el resto privado (Fuente: Ministerio de Sanidad, 2016). Reflexión: ¿qué ocurriría con las pensiones si se redujera el gasto sanitario – mediante la prevención – en un 10%-20%? Evidente: una población más sana, más contenta, más productiva,…y un menor coste en Sanidad para un mejor sistema de pensiones por que la medicina preventiva es mucho (mucho) más barata que la curativa o paliativa.
En lo que a Philippus Thuban se refiere lo tenemos claro: las auténticas medicinas preventivas son las alternativas a las “tradicionales – occidentales”. La Naturopatía, la Medicina Tradicional China, la Osteopatía, la Reflexología, la Herbodietética y Nutrición Natural, el Quiromasaje, … son las auténticas terapias preventivas y personalizables …como ocurre en tantas y tantas partes del mundo. Estas disciplinas NO son excluyentes de las tradicionales; al contrario: son complementarias. Pero las primeras son las de futuro por lo expuesto: son preventivas, inocuas y personalizables. Para nuestros profesionales, la prevención es el objetivo, nuestros productos no tienen efectos secundarios y el protocolo sólo existe para el diagnóstico y el control y no para la prevención ya que para las terapias naturales, cada persona es diferente por lo que cada plan de abordaje es absolutamente personalizado.
En estos meses muchos jóvenes dudan en cuanto a cuál es su vocación, lo que quieren ser profesionalmente y a qué tipo de estudios podrán tener acceso en función de su nota de selectividad. Sí parece que nuestros jóvenes tienen más interés y se decantan
hacia las ciencias de la Salud. En el curso 2015-2016, un 18% de los estudiantes de 1er y 2º ciclo estaban matriculados en algunos de los grados relacionados con la Salud. Era un total de 240.812 estudiantes con una variación interanual del +2.1%…las más alta de todas las ramas de conocimiento estudiadas en España. (Fuente: INE. España en Cifras, 2017). Independientemente de otras consideraciones nuestros jóvenes parecen tener una visión de futuro que no tienen nuestros mayores…y es que el sector de la Salud es el sector del Siglo XXI. Pero, ¿qué tipo de profesional de la Salud necesitamos? Evidentemente necesitamos profesionales bien formados en las terapias tradicionales. En eso, en España, estamos entre los mejores del mundo. Sin lugar a duda. Pero también necesitamos personas que aborden la prevención desde lógicas y terapias diferentes ya probadas, por cierto, durante miles de años en muchas otras partes del mundo y en miles de millones de personas. ¿Por qué criticar o cuestionar a un joven que quiere desarrollar su vida profesional en el mundo de la salud con una visión diferente? ¿Cuál es el miedo? ¿Cómo es posible que hoy aplaudamos, claro que sí, que alguien quiera ser “curator” de contenidos digitales pero no apoyar que sean “curators” de personas con hábitos no sanos o que no quieren enfermar?
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