Rosa Guerrero Naturópata
La incontinencia urinaria en mujeres y hombres se puede revertir. El tratamiento natural pasa por mejorar hábitos, asegurarse ciertos nutrientes y hacer ejercicios.
¿QUÉ ES LA INCONTINENCIA
URINARIA?
La incontinencia urinaria se
define como "la pérdida involuntaria de orina durante el día o la
noche". Se trata de una situación incómoda que a veces causa vergüenza,
interrumpe el descanso nocturno, interfiere en la vida social y laboral, y
obliga a una higiene extrema. Afecta más a las mujeres, pero los hombres
también la padecen. ¿Por qué ocurre? ¿Qué causas la propician?
TIPOS DE INCONTINENCIA
URINARIA
Existen tres tipos de
incontinencia urinaria:
Incontinencia urinaria de
esfuerzo. Se produce una pérdida de orina al reír, toser, saltar,
estornudar o hacer ejercicio. Representa el 25% de los casos.
Incontinencia urinaria de
urgencia. La micción resulta urgente e imperiosa y se produce una
pérdida involuntaria de orina antes de llegar al baño. La padecen el 20% de los
afectados.
Incontinencia urinaria mixta. Es
el tipo más frecuente y asocia síntomas de las dos anteriores.
QUÉ CAUSA LA INCONTINENCIA
La edad de inicio de la
incontinencia urinaria se encuentra entre los 30 y 50 años, con una prevalencia
de cuatro mujeres por cada hombre.
La incontinencia urinaria
aumenta con la edad, el número de embarazos, el tipo de partos, y con la
menopausia. En los hombres es más frecuente la incontinencia de esfuerzo como
consecuencia de la hiperplasia de próstata o como secuela tras una intervención
quirúrgica.
1. DEBILITAMIENTO DE LOS
MÚSCULOS
La causa directa de la
incontinencia es el debilitamiento de los tejidos implicados en contener y
liberar la orina: vejiga, esfínteres, uretra y suelo pélvico.
La musculatura abdominal
junto con el suelo pélvico se encarga de amortiguar y canalizar las presiones
derivadas de los continuos gestos y esfuerzos que realizamos en la vida diaria.
A veces, se produce un aumento de presión de forma inadecuada y repetitiva, lo
que a la larga debilita este sistema de amortiguación.
Esto puede llevar a perder
cierta cantidad de orina al toser, estornudar, levantar un peso, correr, etc.
Las causas orgánicas de este trastorno son:
Un daño estructural del
tejido que sujeta los órganos internos: fascias, ligamentos y tejido
conjuntivo. Se genera hipermovilidad y prolapso de los órganos pélvicos.
Fallo en el control motor. A
veces la estructura está bien pero, ante un esfuerzo, la musculatura no
responde adecuadamente por pérdida de la contracción refleja, falta de
propiocepción, inestabilidad de la zona (habitual cuando hay pinzamientos o
hernias discales) o falta de sincronización entre los músculos del suelo
pélvico y del abdomen.
Fuerza y tono inadecuados.
Cuando hay una disminución del tono muscular por laxitud, retracción del tejido
(cicatrices, episiotomía...), etc. también se genera una reacción muscular
ineficaz.
Hiperpresión abdominal
crónica. Algunas condiciones como la obesidad, embarazos múltiples, tos crónica
o estreñimiento pueden dar lugar a incontinencias urinarias.
2. RETENER LA ORINA MUCHO
TIEMPO FAVORECE LA INCONTINENCIA
Otra causa habitual que
puede llevar a la incontinencia es por "rebosamiento", es decir, la
vejiga se llena y ante tanta presión interna el esfínter no resiste y la orina
acaba saliendo: aguantarse la micción de forma habitual debilita la capacidad
de retención esfinteriana, así como la sujeción del suelo pélvico. Como todos
los músculos del cuerpo, cuando "se agotan" resultan ineficaces.
Muchas mujeres, incluso
jóvenes, llegan a desarrollar este problema después de prolongados periodos de
tiempo en que, por causas laborales, no pueden ir a orinar más que al cabo de
muchas horas: dependientas, trabajadoras en cadenas de montaje, recepcionistas,
etc.
3. CÓMO INFLUYEN LOS CAMBIOS
HORMONALES
Se ha comprobado que la
incontinencia urinaria puede relacionarse con los cambios hormonales en
estrógenos y testosterona que sobrevienen con la menopausia.
Parece ser que un
insuficiente nivel de estrógenos puede favorecer la atrofia de la uretra,
mientras que los niveles disminuidos de testosterona favorecen un
debilitamiento del suelo pélvico. Un artículo publicado en la revista Ostomy
Wound Manage en 1998 relaciona el hipoestrogenismo en la mujer menopáusica con
el envejecimiento urogenital; sin embargo, concluye que la terapia con
estrógenos tiene un efecto limitado en el tratamiento de los problemas de
incontinencia derivados del prolapso urogenital.
Otro estudio, publicado en
la revista Climacteric en 2009 confirma la sensibilidad del tracto urinario
inferior a los efectos de los estrógenos, así como la frecuente aparición de la
incontinencia urinaria de esfuerzo y de urgencia después de la menopausia.
Pero, al igual que diversos estudios publicados sobre esta cuestión, concluye
que no es adecuado tratar la incontinencia urinaria con terapia de reemplazo
hormonal.
En las mujeres, la
conversión de testosterona a estradiol –un tipo de estrógeno— está catalizada
por la enzima aromatasa. Modular la función de dicha enzima puede ayudar a
tener los niveles de testosterona necesarios para mantener la fortaleza del
suelo pélvico.
TRATAMIENTO NATURAL DE LA
INCONTINENCIA
La incontinencia urinaria
puede abordarse desde diferentes perspectivas y conviene buscar al profesional adecuado.
Al mismo tiempo, algunos
hábitos y suplementos nutricionales pueden ser de ayuda a la hora de prevenir y
revertir la incontinencia urinaria.
1. HÁBITOS QUE AYUDAN
Es importante acostumbrarse
a orinar con frecuencia y no esperar a sentir la urgencia de tener que vaciar
la vejiga.
Si padeces incontinencia
nocturna, no bebas ni tomes alimentos con gran contenido de agua desde unas
tres horas antes de ir a dormir. Así evitarás los despertares nocturnos que
interrumpen el sueño y que a medio plazo acarrean problemas de irritabilidad, nerviosismo,
cefaleas, pérdida de memoria, debilidad, bajas defensas, etc.
Evita la cafeína y los
refrescos de cola, pues estimulan la diuresis. El alcohol tampoco es
aconsejable, pues falsea la necesidad de orinar.
Evita el estreñimiento que,
además de ejercer presión abdominal, supone un aumento de la eliminación de
líquidos vía urinaria por mayor absorción intestinal del agua.
Usa ropa adecuada: evita las
prendas muy ajustadas o poco protectoras de la zona abdominal y lumbar.
2. EJERCICIO MODERADO Y
EJERCICIOS PARA EL SUELO PÉLVICO
Para la incontinencia
urinaria es aconsejable hacer ejercicio moderado, pero es importante tener en
cuenta algunos aspectos durante el ejercicio para evitar perjudicar al suelo
pélvico, como no realizar grandes saltos ni esfuerzos abdominales.
También es importante
realizar ejercicios adecuados para fortalecer el suelo pélvico durante el
embarazo y después del parto, de forma preventiva, o realizarlos para recuperar
el tono del suelo pélvico cuando su debilitamiento sea la causa de la
incontinencia urinaria.
3. ALIMENTOS Y SUPLEMENTOS
QUE PUEDEN AYUDAR
Algunos suplementos pueden
ayudarte a fortalecer la musculatura, controlar el reflejo nervioso y modular
las hormonas:
Magnesio y vitamina B6. El
magnesio contribuye al buen funcionamiento del sistema nervioso, de músculos y
nervios, mientras que la vitamina B6 mantiene una función neurológica normal.
Incorpora a tu dieta alimentos ricos en estos dos nutrientes: hortalizas de
hoja verde, tomates, frutos secos, avena, legumbres, etc. La toma de un
suplemento diario que contenga 300 mg de magnesio y 3 mg de B6 puede ser de
ayuda cuando el origen de la incontinencia es de tipo nervioso.
Semillas de calabaza.
Contienen lignanos, una sustancia que mejora la actividad enzimática en las
mujeres y la salud del sistema urinario gracias a su actividad fitoestrogénica.
El extracto de semillas de calabaza modula la enzima aromatasa que cataliza la
conversión de testosterona en estradiol y ayuda a mantener los niveles
hormonales que aseguran la fortaleza del suelo pélvico.
Colágeno y silicio orgánico.
Otorgan resistencia y fuerza al tejido conjuntivo, músculos y tendones,
estructuras básicas de sostén de los órganos internos. Se puede estimular la
producción de colágeno con la dieta y tomar en complementos que aporten ambos
nutrientes o por separado. Dosis: 10 mg diarios de colágeno y 30 mg de silicio.
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