Claudina Navarro Walter, Fisioterapeuta y periodista
El dolor en las articulaciones de los dedos de las manos y los pies, el aumento de la rigidez, especialmente por la mañana, y la hinchazón, son signos típicos de la artritis reumatoide. Los investigadores ahora han encontrado que la menopausia dobla el riesgo de desarrollar la enfermedad.
La artritis reumatoide es
una afección dolorosa de tipo autoinmume que a menudo empeora con el tiempo en
muchos pacientes. Suele comenzar con dolor en las articulaciones de los dedos
de las manos y de los pies. Debido a la inflamación, las articulaciones se
hinchan un poco, duelen a menudo por la noche y por la mañana está rígidas.
La enfermedad está
relacionada con un mal funcionamiento del sistema inmunitario, que actúa contra
los propios tejidos, en este caso la membrana sinovial que recubre el interior
de las articulaciones. La inflamación puede extenderse al tejido cartilaginoso,
las vainas de los tendones y las bursas (depósitos de líquido sinovial en las
articulaciones). Incluso el hueso puede ser atacado.
Desafortunadamente, la
enfermedad no siempre se limita al sistema musculoesquelético. Además del dolor
y la hinchazón en las articulaciones, los afectados suelen sufrir otros
síntomas como cansancio, bajo rendimiento, sudores nocturnos, fiebre,
trastornos del sueño y pérdida de peso. Si el curso de la enfermedad es muy
pronunciado, los procesos inflamatorios también pueden atacar órganos como los
pulmones, los vasos sanguíneos, el corazón, los ojos o los nervios.
ARTRITIS EN LA MENOPAUSIA
Varios equipos científicos
han investigado si la menopausia podría tener un impacto sobre el desarrollo de
la artritis reumatoide. Han concluido que el cambio hormonal en esta fase de la
vida favorece la enfermedad. Para uno de los estudios, publicado por la revista
Arthritis Care Research, las mujeres después de la menopausia tienen el doble
de riesgo de desarrollar artritis reumatoide seronegativa. Por el contrario, el
riesgo no aumenta para la artritis reumatoide seropositiva.
Cuando se encuentran
determinados factores reumatoideos y anticuerpos en la sangre, se habla de
pacientes seropositivos. Sin embargo, también existen los llamados pacientes
seronegativos, en los que no se puede encontrar nada especial en la sangre y
que, sin embargo, muestran los síntomas articulares típicos.
QUÉ HACER SI APARECE
ARTRITIS EN LA MENOPAUSIA
Es importante que las
mujeres que desarrollan dolor en las articulaciones acudan al médico lo antes
posible. Un diagnóstico temprano y, por lo tanto, un inicio rápido del
tratamiento es crucial, porque solo así se pueden prevenir daños irreversibles.
Lo mejor es que el
tratamiento comience antes de tres meses desde que aparecen los primeros signos
de enfermedad. Es típico de la enfermedad que:
Exista inflamación articular
leve en más de dos articulaciones que dura seis semanas o más.
Aparezca rigidez matutina
que dura 60 minutos o más.
Ambas mitades del cuerpo se
ven afectadas simétricamente.
El médico ordenará un análisis
de sangre y examinará las articulaciones afectadas con ultrasonido y, si es
necesario, también con resonancia magnética.
TRATAMIENTO ANTIINFLAMATORIO
DE LA ARTRITIS
La artritis reumatoide se
trata según la gravedad y los síntomas. La medicina convencional utiliza
glucocorticoides antiinflamatorios y ciertos medicamentos que contrarrestan la
hiperactividad del sistema inmunitario. En este grupo se encuentran productos
biológicos, es decir, sustancias proteicas producidas biotecnológicamente que
suprimen la inflamación en el cuerpo.
En naturopatía se recurre
sobre todo al extracto de raíz de harpagofito. El gel de árnica también ha
demostrado su eficacia para los síntomas agudos.
DIETA Y EJERCICIO PARA
TRATAR LA ARTRITIS
Además de la medicación,
existen otros enfoques para tratar la enfermedad y aliviar los síntomas. En el
caso de la artritis reumatoide, vale la pena probar si una dieta vegetariana
muy abundante en vegetales frescos puede ayudar.
Las harinas blancas y los
productos lácteos, así como los dulces de todo tipo, solo deben consumirse en
casos excepcionales. Muchos pacientes pueden aliviar notablemente sus síntomas
solo con estos consejos dietéticos.
El ejercicio regular también
es muy recomendable. Los deportes que cuidan las articulaciones, como el
senderismo, la natación o el ciclismo, son recomendables. La fisioterapia y la
osteopatía regular también ayuda a evitar que las articulaciones se vuelvan
rígidas.
La terapia psicológica
también puede ser necesaria para ayudar a los pacientes a lidiar mejor con su
dolor, miedos y estados de ánimo depresivos causados por
la enfermedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario