Tenemos en las células un
reloj que marca nuestro tiempo de vida. Es un proceso que depende de una enzima
que podemos activar mediante algunos hábitos saludables.
Dra. María A. Blasco, Mónica
G. Salomone.
La mayoría de los tejidos
del cuerpo se regeneran constantementede manera natural: las células viejas o
dañadas son reemplazadas por otras nuevas y sanas. Un hueso tarda diez años en
regenerarse. La piel, unas dos semanas. Si no vemos a una persona durante un
mes, cuando la saludamos de nuevo, la piel de su cara o de sus manos ya es
otra.
Sin embargo, los tejidos van
perdiendo capacidad para regenerarse y esto se asocia con el acortamiento de
los telómeros, las estructuras que protegen los extremos de los cromosomas y
que se acortan cada vez que una célula se divide. Si conseguimos que los
telómeros mantengan su longitud, lograremos vivir más años con más salud.
"EL ENVEJECIMIENTO
EMPIEZA EN EL ÚTERO"
Para María Blasco, la
prolongación de la vida es un extra que llega por sí mismo cuando la salud
mejora, un bienvenido efecto secundario. La doctora Blasco es bióloga
molecular, líder mundial en la investigación de los telómeros, cuya longitud es
uno de los biomarcadores más precisos del paso del tiempo en el organismo.
Empieza a considerarse también un indicador de salud.
El descubrimiento de la
telomerasa, una enzima que en los mamíferos repara los telómeros, supuso en
2009 el Premio Nobel a Elizabeth Blackburn, Carol Greider y Jack Szostak. Esta
enzima es capaz de adicionar secuencias teloméricas en los extremos de los
cromosomas y en los extremos de los cromosomas rotos, y puede estabilizar
rupturas dobles del ADN.
APLICACIÓN CONTRA EL CÁNCER
Esta función, en general
beneficiosa, no lo es para la mayoría de las células cancerosas, donde la
telomerasa es más abundante.
El hallazgo sugiere que una
forma de atacar las células de cáncer sin dañar la mayoría de las células sanas
es suprimir la telomerasa. Por eso, la investigación se centra en cómo ser
capaces de "encenderla" y "apagarla" selectivamente.
EFECTO PROBADO
María Blasco y su grupo
demostraron en 2008 que la telomerasa no solo alarga la vida de las células en
cultivo, sino también la de los organismos vivos. Probaron que uno de los
principales componentes del envejecimiento es el acortamiento de los telómeros.
Los ratones sin telomerasa vivían menos.
La telomerasa retrasa el
envejecimiento y las enfermedades relacionadas con el paso del tiempo en
organismos vivos, y esto basta para prolongar la longevidad.
Sin duda, tenemos en las
células un reloj que marca nuestro tiempo de vida. Los numerosos estudios
realizados en los últimos años muestran que el ambiente –nuestro estilo de
vida, estrés, hábitos de ejercicio– influye en el ritmo de acortamiento
telomérico.
En realidad es un círculo:
el ambiente influye en nuestra salud, y la salud, según ha quedado demostrado
en la última década, está íntimamente relacionada con el estado de los
telómeros.
INDICADOR INDIRECTO
Así que, si bien la medida
de los telómeros no dice lo que nos queda de vida, sí podría decir algo sobre
el estado de salud o sobre el grado de envejecimiento del organismo.
En 2011, Elizabeth Blackburn
publicó en la revista Nature que los datos obtenidos por su grupo y por otros
la habían convencido de la relación entre los telómeros cortos y las enfermedades
cardíacas, la diabetes, el estrés crónico y postraumático, y el cáncer, entre
otras.
¿PODEMOS HACER ALGO?
Sí, una dieta sana,
ejercicio, más sueño y menos estrés, contribuyen a reparar los telómeros. Ni
pastillas, ni cremas, ni productos milagrosos.
El envejecimiento empieza en
el útero, porque los compartimentos en la vida no son estancos: lo que pasa en
el embarazo afecta al desarrollo y a la vida adulta; lo que pasa en la infancia
afecta en la juventud y en la vejez... Mientras la ciencia sigue investigando,
adoptar hábitos más sanos (sencillos y baratos) es la mejor fórmula. Y cuanto
antes se empieza, mejor.
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