Si ya sabes cuál es tu
pasión, lo que se te da bien, lo que hace que te levantes todas las mañanas,
solo tienes que ponerlo en el centro de tu vida y disfrutarlo. Y si no lo
sabes, corre a buscar tu ikigai.
Francesc Miralles, Escritor.
Según los japoneses, todo el
mundo tiene un ikigai, lo que un filósofo francés traduciría como raison d’être
("razón de ser"). Algunos lo han encontrado y son conscientes de su
ikigai, otros lo llevan dentro pero todavía lo están buscando.
Tener un ikigai claro y
definido, una gran pasión, da satisfacción, felicidad y significado a la vida.
El ikigai está escondido en
nuestro interior y requiere una exploración paciente para llegar a lo más
profundo de nuestro ser y encontrarlo. Según los naturales de Okinawa, la isla
con mayor índice de centenarios del mundo, el ikigai es la razón por la que nos
levantamos por la mañana.
UNA PASIÓN PARA TODA LA VIDA
Una de las cosas que te
sorprenden cuando llevas un tiempo viviendo en Japón es ver lo activa que sigue
la gente incluso después de jubilarse. De hecho, un gran número de japoneses
nunca se "retiran", siguen trabajando en lo que les gusta, siempre y
cuando su salud se lo permita.
Curiosamente no hay una
palabra en japonés que signifique jubilarse con el significado exacto de
"retirarse para siempre", como tenemos en Occidente. Tal como afirma
Jan Buettner, periodista de National Geographic que conoce bien el país nipón,
"tener un propósito vital es tan importante en esta cultura que por eso no
tienen nuestro concepto de jubilación".
Algunos estudios sobre la
longevidad sugieren que la vida en comunidad y tener un ikigai claro son tanto
o más importantes que la saludable dieta japonesa.
El concepto que vamos a
explorar está especialmente arraigado en Okinawa, una de las llamadas
"zonas azules", los lugares en el mundo donde las personas son más
longevas. En esta isla hay más personas mayores de 100 años por 100.000
habitantes que en cualquier otra región del planeta.
Las investigaciones médicas
que se están llevando a cabo han arrojado muchos datos interesantes.
Además de vivir muchos más
años que el resto de la población mundial:
Padecen menos enfermedades
crónicas (cáncer o dolencias cardiacas) y menos afecciones inflamatorias.
Tienen menos radicales
libres en sangre (responsables del envejecimiento celular) debido a la cultura
del té y a la costumbre de ingerir solo hasta saciar su estómago el 80%.
Los casos de demencia tienen
también un índice notablemente más bajo que la media de la población mundial y
se ha visto que la menopausia en las mujeres es mucho más suave.
En general, hombres y
mujeres mantienen un nivel elevado de hormonas sexuales hasta edades muy
avanzadas.
Los investigadores resaltan
que una parte importante de la salud y longevidad de los habitantes de Okinawa
se debe a su actitud ikigai ante la vida, lo cual procura un sentido profundo a
cada día.
LA ALDEA DE LOS CENTENARIOS
Al norte de la isla de
Okinawa, hay una población conocida como "la aldea de los
centenarios". Ogimi ostenta el honor de ser la localidad con el mayor
índice de longevidad del mundo, y allí hicimos nuestro trabajo de campo que
culminó con el ensayo Ikigai. Algunas observaciones sobre su estilo de vida:
El 100% de los entrevistados
tiene un huerto.
Todos pertenecen a alguna
asociación de vecinos en la que se sienten queridos como si pertenecieran a una
familia.
Celebran mucho, incluso las
pequeñas cosas. La música, cantar y bailar es parte esencial de su día a día.
Tienen una misión importante
en la vida, o incluso varias. Poseen un ikigai, pero tampoco se lo toman muy en
serio. Hay relajación y disfrute en lo que hacen.
Están muy orgullosos de sus
tradiciones y de la cultura local.
Muestran pasión por todo lo
que hacen por poco importante que parezca.
El yui-maru, que se podría
traducir como "espíritu de cooperación mutua" está firmemente
asentado dentro de su corazón. No solo se ayudan en labores agrícolas, sino
también a la hora de construir una casa o de prestarse voluntarios en obras
públicas.
Están siempre ocupados pero
con tareas diversas que les permite relajarse. No vimos a ningún abuelo sentado
en un banco sin hacer nada nada. Siempre estaban moviéndose de aquí a allá,
yendo al karaoke, a la siguiente partida de getball o a la reunión de vecinos.
EL MOAI: LA AYUDA MUTUA
De hecho, en todo Okinawa
hay una importante tradición de formar fuertes lazos en las comunidades locales.
El moai es un grupo informal
de gente con intereses comunes que se ayudan entre sí. Para muchos, el servicio
a la comunidad se convierte en uno de sus ikigais.
El origen de los moais viene
de los tiempos difíciles, cuando los agricultores se juntaban para intercambiar
información sobre las mejores formas de cultivar, así como para ayudarse entre
ellos en caso de que la cosecha no fuera bien ese año.
Los miembros tienen que
pagar una cantidad mensual establecida. Este pago les permite asistir a
reuniones, cenas, partidas de shogi (el ajedrez japonés) o a cualquiera que sea
la afición común que tengan.
El dinero de todos es usado
en las actividades y, si se acumula demasiado, un miembro (van rotando) recibe
una cantidad de dinero también establecida. Por ejemplo, si pagas 5000 yenes al
mes, al cabo de dos años recibes 50.000 yenes (es una forma de ahorrar con la
ayuda de los otros), y al cabo de dos años y un mes será otro amigo del mismo
moai quien cobra 50.000 yenes.
Estar en un moai ayuda a mantener
la estabilidad emocional y también la financiera. Por ejemplo, si alguien del
grupo se encuentra en apuros se le puede adelantar la "paga" de
ahorros del grupo.
IKIGAI, PASIÓN Y TRABAJO
UNIDOS
En Okinawa trabajo y pasión
suelen encontrarse. El ikigai y la vida laboral suelen ser lo mismo. En cambio,
en Occidente es una historia tristemente común que, tras una vida de duro
trabajo, las personas jubiladas no encuentran unos hábitos motivadores que
sustituyan el tiempo que dedicaban a su empleo, incluso si no les gustaba.
De repente, el tiempo libre
se llena de un sentimiento de inutilidad que es un campo abonado para la
depresión, además del sedentarismo y otros malos hábitos que aceleran el
envejecimiento y minan la salud de manera alarmante.
Esto no sucede a quien ama
su trabajo porque, sencillamente, nunca deja de hacerlo. Un maestro apasionado
puede jubilarse, pero seguirá ejerciendo de maestro. Continuará formándose,
leyendo, e incluso utilizará el tiempo liberado para enseñar como voluntario a
colectivos a los que antes no tenía acceso. Resumiendo: será tanto o más feliz
que cuando "fichaba" en su escuela.
Tal como muestra el gráfico
que vemos arriba, merece la pena luchar por hacer de nuestra pasión, del propio
ikigai, nuestra actividad laboral. Como decía Confucio:
"Elige un trabajo que
te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida".
10 CLAVES PARA VIVIR TU
IKIGAI CON ÉXITO
Para vivir más, seguramente
es necesario vivir mejor, ser más felices. Aquí tienes pautas, pasos, consejos
inspirados en los centenarios japoneses.
1. MANTENTE SIEMPRE ACTIVO,
NUNCA TE RETIRES
Quien abandona las cosas que
ama y sabe hacer, pierde el sentido de su vida. Por eso, incluso después de
haber terminado la vida laboral "oficial" es importante seguir
haciendo cosas de valor, avanzando, aportando belleza o utilidad a los demás,
ayudando y dando forma a nuestro pequeño mundo.
2. TÓMATELO CON CALMA
Las prisas son inversamente
proporcionales a la calidad de vida. Como dice un viejo proverbio:
"Caminando despacio se llega lejos". Cuando dejamos atrás las
urgencias, el tiempo y la vida adquieren un nuevo significado.
3. NO COMAS HASTA LLENARTE
También en la alimentación
para una vida larga, "menos es más". Según la ley del 80%, para
preservar la salud mucho tiempo, en lugar de atiborrarse hay que comer un poco
menos del hambre que tenemos.
4. RODÉATE DE BUENOS AMIGOS
Son el mejor elixir para
disolver las preocupaciones: con una buena charla, contar y escuchar anécdotas
que aligeren la existencia, pedir consejo, divertirnos juntos, compartir,
soñar… En suma, vivir.
5. PONTE EN FORMA PARA TU
CUMPLEAÑOS
El agua que se mueve, fluye
fresca y no se estanca. Del mismo modo, tu vehículo para la vida necesita un
poco de mantenimiento diario para que pueda durar muchos años. Además, el
ejercicio segrega las hormonas de la felicidad.
6. SONRÍE
Una actitud afable hace
amigos y relaja a la propia persona. Está bien darse cuenta de las cosas que
están mal, pero no hay que olvidar el privilegio de estar aquí y ahora en este
mundo lleno de posibilidades.
7. RECONECTA CON LA
NATURALEZA
Necesitamos regularmente
volver a ella para cargar las pilas del alma. Aunque la mayoría de los seres
humanos vivan en ciudades, estamos hechos para fundirnos con la naturaleza.
8. DA LAS GRACIAS
A tus antepasados, a la
naturaleza que te provee aire y alimento, a tus compañeros de vida, a todo lo
que ilumina tu día a día y te hace sentir dichoso de estar vivo. Dedica un
momento del día a dar las gracias y aumentarás tu caudal de felicidad.
9. SIGUE TU IKIGAI
Dentro de ti hay una pasión,
un talento único que da sentido a tus días y te empuja a dar lo mejor de ti
mismo hasta el fin.
Si no lo has encontrado aún,
como decía Viktor Frankl, tu próxima misión será encontrarlo.
10. VIVE EL MOMENTO
Deja de lamentarte por el
pasado y de temer el futuro. Todo lo que tienes es el día de hoy. Dale el mejor
uso posible para que merezca ser recordado.
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