Médico estomatóloga especialista en odontología holística
Los problemas en la boca, la mandíbula, digestivos o posturales pueden prevenirse estableciendo unos hábitos correctos para respirar, masticar y tragar.
Todo lo que ocurre en la
boca importa. Si se respira, se succiona, se mastica y se traga correctamente,
se evitarán problemas en los dientes, en las mandíbulas, en la postura corporal
y en el funcionamiento general del organismo gracias a una buena oxigenación.
El desarrollo de las
estructuras mandibulares crea los espacios adecuados para el crecimiento y la
salida armónica de los dientes.
Por la boca reímos, amamos,
comemos, besamos, lloramos… Todas esas experiencias son tan importantes que a
menudo no nos fijamos en los detalles. ¿Cómo respiramos? ¿Cómo colocamos la
lengua al ingerir la comida? Son aspectos cruciales para evitar una serie de
trastornos a lo largo de la vida.
Siempre estamos a tiempo de
reaprender a respirar y a comer, pero los primeros meses y años de vida son
decisivos. ¿Qué podemos hacer para que el desarrollo natural no se vea alterado?
BOCA Y SALUD, MUY
RELACIONADOS
Respirar por la nariz desde
el principio es primordial para que el maxilar superior se desarrolle
correctamente. En su interior existen unas cavidades o senos que son minúsculos
en el momento del nacimiento, pero con cada respiración nasal –cada día
respiramos unas 18.000 veces– son estimulados y desarrollados por la constante
entrada de aire.
Así el crecimiento de la
cara es adecuado y se genera el espacio para que quepan todos los dientes, que
ya se están formando en el interior del hueso.
Además, tras pasar por la
nariz, el aire se depura y entra en los pulmones a una temperatura correcta.
En cambio, cuando se respira
por la boca, no se estimulan los senos, no se dilatan los conductos nasales y
cada vez resulta más difícil respirar por la nariz. Existe mayor tendencia a
sufrir enfermedades de la garganta y del oído, se produce más mucosidad y los
senos maxilares se llenan de moco en vez de aire.
Y se genera un círculo
vicioso, ya que la mucosidad lleva a respirar por la boca.
Respirar por la boca provoca
una adaptación de la postura corporal. Los hombros se llevan hacia delante, la
cabeza se echa hacia atrás para aumentar el paso de aire por la boca, la
espalda se encorva y el organismo consume más oxígeno, ya que el aire que se
respira no está ni limpio ni caliente.
Por eso es importante
facilitar que el bebé respire por la nariz, ¡y también hacerlo nosotros!
MAMAR, EL PRIMER PASO PARA
GOZAR DE BUENA SALUD
El aprendizaje de la
respiración nasal comienza al nacer. El bebé ha desarrollado sus maxilares
tragando líquido amniótico y al nacer tiene los huesos preparados para empezar
a mamar.
Cuando succiona del pecho
materno, hace un movimiento en las tres dimensiones del espacio que inicia el
desarrollo de la articulación témporo mandibular, que une el cráneo con la
mandíbula.
El bebé es capaz de
respirar, tragar y succionar al mismo tiempo, y todo esto respirando por la
nariz.
MASTICAR POR LOS DOS LADOS
Alrededor de los 6 meses
aparecen las primeras piezas que le permiten masticar. Es muy importante que el
bebé encuentre trocitos en su sopa o puré para desarrollar los maxilares y
crear el espacio para el nacimiento de los dientes.
Al igual que andamos con una
pierna primero y la otra después, debemos masticar alternativamente por un lado
y el otro. Este es otro de los secretos para tener una boca equilibrada.
Si el niño tiene el maxilar
superior más estrecho que la mandíbula, los dientes se articulan en mordida
cruzada y masticará solo por el lado en que los dientes están cruzados. El
odontólogo y el osteópata deben actuar lo antes posible.
De nuevo, si se mastica solo
por un lado, la mandíbula se desvía hacia la derecha y el maxilar superior
hacia la izquierda. Se produce un aumento del tono muscular de la mitad derecha
de la cabeza y esta se inclina hacia ese lado.
En la postura normal, las
líneas que unen los ojos, los hombros, las caderas y el suelo deben ser
paralelas. Puedes observar si es así o no en el espejo o en una foto. Si las
líneas convergen, el cuerpo realiza nuevas compensaciones y se generan dolores
musculares.
En el caso de los niños y
adolescentes se puede generar incluso una escoliosis de la columna vertebral.
Es necesario que niños y
adolescentes mastiquen alimentos sólidos. Deben evitar la bollería industrial y
los zumos envasados, que además de provocar caries son blandos y no permiten
que los huesos maxilares se desarrollen correctamente, con lo que los dientes
no tendrán espacio para estar en buena armonía.
La masticación es la primera
etapa de la digestión, en la boca se empiezan a digerir los hidratos de carbono
y es donde tomamos conciencia del alimento al percibir los sabores, las
texturas y las temperaturas. Una vez que hemos tragado, el resto de la
digestión se vuelve inconsciente.
Después de masticar debemos
tragar. El bebé lo hace con la interposición del pezón materno, por lo que la
lengua se queda en la parte inferior. A partir de los tres años es muy
importante que ocurra el cambio de posición de la lengua: al tragar debe subir
al paladar, con lo que se consigue el equilibrio de fuerzas necesario para que
los dientes puedan estabilizarse en la posición correcta.
Si este cambio no se produce
es imprescindible la colaboración del logopeda.
Respirar por la nariz,
masticar y tragar son actos que van a repercutir en el desarrollo y la salud
adulta. ¡Merece la pena cuidarlos!
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