Gema Salgado
Periodista especializada en salud mental
Los animales pueden
aportarnos no solo amor incondicional: también los estímulos físicos y
emocionales necesarios para superar diferentes problemas de salud.
Amenudo, el ser humano
comete el error de sentirse superior por su capacidad de
razonar, por haber desarrollado un lenguaje complejo o simplemente por sus
recursos para ejercer su dominio e imponer su voluntad.
Pero, si vamos más allá, si
somos capaces de tener una visión de respeto, amor y empatía hacia todos los
seres vivos, nos abrimos a la posibilidad de valorar sus cualidades y
peculiaridades y de establecer con ellos un vínculo beneficioso para
todos.
LOS BENEFICIOS DE CONTAR CON
UN ANIMAL DE COMPAÑÍA
Los animales de compañía y
otros con una gran sensibilidad, como los caballos o los delfines, nos
aportan una experiencia diferente a la que pueden proporcionar las
personas, a veces indefinible, pero siempre especial y
transformadora.
Al buscar un animal de compañía conviene
inclinarse por una especie con la que se tenga una sintonía especial. Adoptarlo,
aparte de ser una buena acción en sí, genera un vínculo extraordinario.
Hay que tener en cuenta
el tipo de raza, su tamaño y su edad.
- Los cachorros precisan
plena dedicación para enseñarles.
- Los perros pequeños resultan
más indicados para personas mayores y espacios reducidos, ya que no
necesitan salir cada día a ejercitarse.
- Hay razas como el labrador, el cocker,
el dálmata o el pastor alemán que requieren espacios grandes, al
ser vigorosos y activos.
Tener perro implica un gasto
en comida y veterinario, pero las compensaciones son inmensas.
Para un niño, cuidar de una
mascota implica hacerse cargo de su alimentación y
de su higiene, pero sobre todo tener un amigo con quien mantener una
complicidad que favorece su inteligencia emocional, ya que las
relaciones afectivas que se establecen son profundas y significativas.
Para las personas mayores, la
llegada a casa de un perro, por ejemplo, puede significar una nueva
ilusión, ya que el animal es capaz de proporcionar compañía, afecto,
alegría, servir de aliciente para que la persona cuide de él, sintiéndose
útil y a la vez querida y ayudándola a mantenerse mentalmente activa.
TERAPIA ASISTIDA CON PERROS
Ahondando en estos
beneficios, en los últimos años diferentes centros han incorporado la
terapia asistida con animales como complemento a otras técnicas.
Isaías González Nieto,
psicólogo del Sanatorio Villablanca, del Grup Pere Mata de Tarragona, entidad
para personas con discapacidad intelectual o trastorno mental asociado, afirma
que en la terapia asistida con perros han podido observar cambios
significativos en los enfermos:
- En la motricidad gruesa: ponerse
de pie y caminar, subir escaleras, correr y saltar, mejorar el equilibrio…
- En la motricidad fina (movimientos
que exigen mayor destreza y desarrollo neurológico)
- Beneficios psicológicos: mejora
en la comunicación, disminución de la inquietud interna, tics o
estereotipias, y desarrollo en la esfera emocional y relacional.
Francisco Aguilera, director
médico de dicho centro, explica que "los
animales nos estimulan a centrar la atención; además, nos despiertan la
curiosidad y nos facilitan la aproximación. También se ha observado que favorecen
el acercamiento y la vinculación emocional, lo cual permite trabajar
aspectos psicomotores, psicopatológicos, emocionales, relacionales, sociales y
lúdicos".
"En el caso de la
terapia con perros y en pacientes en los que se busca una estimulación
multisensorial, el guía del perro, asesorado por el fisioterapeuta
o el psicólogo, interviene directamente sobre el animal y este sobre el
paciente mediante ladridos, sujeción, contacto activo o pasivo… y realizando
los movimientos que el guía le pida", afirma Alexia Falcó,
veterinaria e impulsora de Carelia, entidad que facilita perros
adiestrados a psiquiátricos, geriátricos o escuelas especiales para niños con
alguna discapacidad.
EN COMPAÑÍA DE LOS DELFINES
Estos animales, que
dejaron la tierra firme para volver al mar, tienen una sensibilidad
especial para ayudar a las personas. Surcar el agua cogido de las
aletas de un delfín o flotar rodeado de estos maravillosos animales suele
marcar un antes y un después en la vida del niño.
Se trata de animales que
suelen atraernos y su mera presencia, en la naturaleza o en un acuario,
es calmante y estimulante a la vez. De esa manera predisponen a conectar
con lo mejor de uno mismo.
Los delfinarios Aqualand, en
el sur de Tenerife, y el del Parque de Animales Mundomar, en Benidorm, cuentan
con un programa de delfinoterapia. La Asociación Orobal de padres
de niños discapacitados media entre las personas que solicitan la terapia y el
delfinario de Tenerife.
José Luis Barbero, director
técnico de ese centro, explica que los profesionales
del delfinario ponen en práctica los pasos y los objetivos dictados por el
especialista. En niños autistas, se puede estimular el lenguaje verbal,
favorecer la atención y la memoria, y trabajar la interacción social. Si el
niño tiene algú n
tipo de parálisis cerebral se puede estimular la relajación, trabajar conceptos
espaciales y temporales o estimular los conceptos sensoriales y emocionales.
Pero la lista de espera es de cinco años y ya no admiten más solicitudes.
Los resultados dependen de
la aceptación del paciente del medio acuático y los delfines y del nivel de
estimulación emocional. Cuanto más alto sea este y
más esfuerzo realice la persona, mejores serán. Poder surcar el agua cogido de
las aletas de un delfín o experimentar la sensación de flotar rodeado de estos
maravillosos animales suele marcar un antes y un después en la vida del niño.
HIPOTERAPIA Y EQUITACIÓN
TERAPÉUTICA: LA DICHA DE CABALGAR
Si el perro puede ser un
amigo leal, casi uno más de la familia, el caballo ha sido otro
compañero inseparable del hombre, colaborando en las tareas agrícolas
y llevándolo sobre su lomo por todo tipo de terrenos.
Ahora, además, el
caballo nos acerca a la naturaleza y nos puede ayudar a vaciar la mente de
lo que nos impide ser felices, permitiendo que conectemos con sentimientos de
libertad y plenitud.
La equitación terapéutica va
dirigida a quienes pueden ejercer alguna acción sobre el caballo, sea
cabalgando, colocando la silla o ayudando en la higiene del animal. La persona
en este caso es un jinete que maneja su caballo por la pista y monta con o sin
silla, más lento o más rápido según su evolución.
En 1988, en el Congreso de
Equitación Terapéutica de Toronto (Canadá), se definió la hipoterapia como
el conjunto de procedimientos dirigidos a personas que por su grave
discapacidad física o cognitiva no pueden ejercer prácticamente ninguna acción
sobre el caballo y necesitan la ayuda de un fisioterapeuta.
Este les ofrece una pauta rehabilitadora, desde la posición "pie a tierra"
o en la denominada back riding, acompañándole encima del caballo.
La temperatura corporal del
caballo es de unos 38 ºC. Como su cuerpo genera más calor
que el nuestro, ayuda a relajar y distender la musculatura espástica
(rígida), algo común en enfermos con parálisis cerebral.
Por otra parte, el caballo
transmite a través de su dorso de 90 a 110 impulsos rítmicos al
cuerpo del jinete. Este movimiento estimula reacciones de
equilibrio y produce una agradable sensación por su efecto de sinuoso
vaivén, lo que favorece el bienestar psíquico y emocional de quien lo monta.
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